Revista Cultura y Ocio
Uno de los Cuatro Elementos del Hermetismo, simbolizado por un triángulo equilátero con un vértice hacia arriba. En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado y en el de Heredom de Kilwinning corresponde a la cuarta prueba en el tercer Viaje simbólico. En el Rito Escocés Rectifficado existe una prueba similar pero sin significado hermético. El Fuego, con su doble emisión de luz y calor, tiene un rol preponderante en casi todas las iniciaciones; particularmente, en la Masonería aparece en los candelabros o “Luces” cuya utilización ritual no ha sido desplazada por la iluminación eléctrica. Durante los Rituales de Apertura y Cierre de los Trabajos, en las Obediencias más ritualistas, los
candelabros se encienden y se apagan solemnemente, mientras se recitan frases apropiadas, con una formalidad semejante a las “certa verba” de la Roma antigua. Los escritores anti-masónicos y los ocultistas han coincidido, extrañamente, en creer que tales ritos simbólicos podrían entrañar una significación oculta o mágica lo cual carece totalmente de seriedad. Lo que sí es cierto es que determinadas Ordenes Masónicas (p.ej., los Caballeros Elegidos + Sacerdotes del Universo fundados por Martines de Pasqually – vide) los candelabros, denominados entonces “estrellas”, cumplían un rol muy destacado en sus complicados Rituales teúrgicos (y no mágicos) de acuerdo a su explícita (no oculta) y compleja doctrina operativa. Finalmente, los brindis rituales también se denominan “Fuegos”. Se ha sostenido que esta antigua expresión tiene su origen en las Logias militares, especialmente las de artillería, o por las salvas de mosquetería que los gremios disparaban en honor del rey o de otros personajes importantes.
J.F.Ferro