Entre André Gomes e Iniesta hay un palmo de altura de diferencia y 9 años de por medio. Pero ni con su físico ni su juventud, el portugués puede compararse con Don Andrés. Necesitó el de Fuentealbilla tocar tan solo un par de balones para reconstruir todo el mediocampo blaugrana. Un centro del campo que había navegado por el desierto durante 60 largos, insoportables y horrorosos minutos. Y en el desierto del fútbol, donde no se juega a nada, donde no hay creación, criterio ni combinación, el Madrid es el rey.
El fútbol es más fácil con Iniesta. Y el fútbol siempre estará en deuda con Iniesta. Difícilmente podremos ver en los próximos años a un jugador como él. Han sido 40 días de travesía por el desierto en el que se ha visto la poca capacidad de este equipo con su ausencia, perdido entre empates incomprensibles, alguna dura derrota, victorias subidos a la espalda de Messi, pero sobre todo, un juego con el que el culé no se siente identificado. Porque en el manchego residen los valores del Barça, el estilo, la forma de entender el fútbol de los que cada dos semanas ocupan las gradas del Camp Nou. Un estilo que nos llevó a lo más alto y que por encima de títulos y resultados es prioritario cuidar y transmitir a los que vienen de abajo.
Es complicado mantener estas ideas si el faro que guía al equipo no está sobre el campo. Pero más complicado es si el enemigo está en casa, o en esta caso, en el banquillo. No entiendo la visión ni los criterios futbolísticos que usa Luis Enrique para afirmar que "en la primera parte (del Clásico) se han visto dos buenos equipos". Tampoco entiendo su fijación por ciertos jugadores que ni juegan en su sitio ni pueden rendir a nivel Barça. Y escapa de mi comprensión cómo no entiende que el Barça juega, ataca y defiende con el balón, y que esa máxima es totalmente opuesta al correcalles que propicia en cada partido con sus planteamientos y sus desafortunadas decisiones sobre la marcha.
6 puntos son muchos puntos y parecen más tras desaprovechar un cruce directo en campo propio. Pero queda mucha Liga. Todavía hay lugar para la ilusión y las ganas de creer en este equipo. Yo sigo subido en el barco de la esperanza y creyendo en lo que pueden dar estos jugadores. Pero no creo en Luis Enrique ni en su capacidad para llevar a este equipo a ningún sitio. Sabemos quien puede trazar la ruta al éxito y el banquillo no es su hábitat natural, sino sobre el césped, con el balón en los pies y la cabeza bien alta. Iniesta es el fútbol. Iniesta marca el camino.
Andrés IniestaF.C.Barcelona