Es impensado, a veces, todo lo que genera el fútbol. Un juego como cualquier otro. Simple Donde distintas personas corren atrás de una pelota y tratan marcar más goles que el rival. Es esa facilidad de practicarse en cualquier lado y de diferentes maneras lo que lo hace tan popular. Y en consecuencia es esa popularidad lo que ha llevado a las empresas a interesarse en este deporte, invertir y transformarlo así en uno de los negocios más importantes del mundo.
En ese sentido, el debate se plantea sobre la inclusión o no de la tecnología para asistir las decisiones arbitrales hace peligrar grandes millones de dólares que rodean a lo que acontece ni bien se da por terminado el partido. Muchos programas televisivos basan sus rutinas durante una semana a la discusión de jugadas dudosas y beneficios de ciertos jueves para determinados equipos. ¿De qué debatirían los panelistas de los programas si esas dudas estuvieran totalmente aclaradas? ¿Se limitarían sólo a declarar quién fue un justo vencedor y quién no? ¿Pasarían únicamente los goles?
La cuestión de los “hombres de negro”, como también se los llama a los referís, es destacable como otro argumento. No es ninguna novedad los distintos casos de arreglos de partidos que hay en los diferentes países. El descenso de Juventus y la quita de puntos al Milan en 2006 o incluso lo que sucedió en Turquía, donde se aplazó un mes el inicio de la actual temporada debido a una investigación que involucra a 30 personas, incluidas el presidente del último equipo campeón, el poderoso Fenerbache; son algunos ejemplos ilustrativos de que la corrupción en el fútbol es moneda corriente.
Sucede que la incorporación de los chips y sensores en las pelotas, al igual que las cámaras en los arcos, traerían aparejadas una justicia en el resultado que los magnates de este deporte no estarían dispuestos a aprobar. Las máquinas no son influenciables como lo pueden ser los humanos. Es por eso que la FIFA responde ante los reclamos, disponiendo de los hombres y desoyendo el “imperativo tecnológico”. Así fue que se incluyeron dos árbitros de área a la terna tradicional en competiciones europeas como la Europa League.
El mercantilismo en el que se ve subsumido el fútbol, donde hay tanto dinero en juego, impide ciertos avances que harían de éste, un mejor deporte. Como bien dijo Joseph Blatter, máximo mandatario de la FIFA hace unos años “el fútbol es más que tocar la pelota”, quién mejor que él para anunciarlo.