En la portería jugará Benoit Costil, la línea defensiva de cuatro hombres estará formada por Mathieu Debuchy en el lateral derecho, Layvin Kurzawa en el izquierdo y Kurt Happy Zouma y Clément Lenglet como pareja de centrales, por delante, como pivote defensivo, Maxime Gonalons acompañado por los interiores Adrien Rabiot y Dimitri Payet, Karim Benzema en el puesto del diez y Alexandre Lacazette y Wissam Ben Yedder como pareja de delanteros. En el banquillo esperarán su oportunidad Stephane Ruffier, Lucas Digne, Aymeric Laporte, Tiémoué Bakayoko, Kingsley Coman, Geoffrey Kondogbia, Anthony Martial y Kevin Gameiro.
¿Qué tienen en común todos los jugadores de fútbol nombrados? Efectivamente, son franceses o seleccionables por la selección francesa, pero, ¿algo más? ¿Alguna idea? Pues bien, ninguno de los anteriores jugadores fue citado por Didier Deschamps para formar parte de la pasada convocatoria de la Selección de Francia para el Mundial de Rusia. Ninguno.
Esto habla, y muy bien, del trabajo que se realiza en Francia en la formación de jugadores. Un gran trabajo de cantera en el que en esta misma temporada estamos empezando a descubrir a jugadores como Houssem Aouar, del Olympique de Lyon o Allan Saint-Maximin, del Niza. Y vendrán más.
La aparición de este elevado número de jugadores de alta calidad y competitividad no es una casualidad. Es cierto que desde esta tribuna nuestro análisis será en exceso somero, pero hay factores que favorecen el progreso del fútbol francés como una explosión de talento que amenaza a las selecciones rivales a un sometimiento autoritario durante años. Por suerte esto es fútbol y no matemáticas.
Estos factores de los que hablamos aparecen en el fútbol base real, en el de la calle, en la organización de la sociedad francesa, su multiculturalidad y el poder de este juego para unir. Muchos expertos coinciden en que en Francia se ha vuelto al bendito fútbol de barrio, como una necesidad. Un tercio de la convocatoria de la selección francesa surgió de la periferia, de los banlieues, esos barrios situados a las afueras de las grandes urbes en la que se concentra gran parte de la población con orígenes fuera de Europa. Es la historia de Kylian Mbappé, de Paul Pogba o de N'Golo Kanté. Casi nada.
Pero la estructura social francesa es sólo uno de los elementos esenciales del éxito. Unámosle un gran trabajo de exploración y formación y, finalmente, un plan de negocio en el que no se ha producido la lluvia de millones televisivos que sí ha caído en Inglaterra o España. Un plan de negocio que, parecido al que un director deportivo como Monchi, se sustenta en el descubrimiento del talento, su cuidado, su adquisición económica y su venta a precios fuera de mercado. El dinero de las televisiones inglesa y española acaba llegando a los clubes franceses a través de los numerosos fichajes millonarios que se realizan en cada ventana de mercado.
Pero el pasado mes de mayo algo cambió. Canal +, con los derechos televisivos para la retransmisión de la liga francesa desde 1984, perdió su posición en favor de la hispanochina Mediapro (que se quedó con 3 de los 5 lotes en juego) y de beIN Sports (que se queda con los otros dos). El canal francés, el del fútbol y el del cine, pierde uno de sus pilares. El precio a pagar, 1.153 millones por temporada desde el año 2020 al año 2024, un precio superior a los 2.940 millones por tres temporadas (980 millones por cada temporada) con los que Telefónica ha adquirido los derechos en España.
Es decir, el dinero va a llegar a los clubes franceses. Desaparecerá la necesidad de ser la cantera de las ligas europeas más competitivas y sin duda afectará a los sistemas de trabajo del fútbol base. Los clubes franceses podrán competir en los mercados con los ingleses, españoles o italianos, otro fútbol en crisis que necesita reencontrarse con su identidad perdida, pero, ¿dejarán de lado las canteras que tanto les han dado? La lógica del éxito inmediato nos hace pensar que así será.
Que disfruten de esta edad dorada a la que apuntan, ya que el dinero todo lo corrompe, hasta el fútbol de la calle.
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