Tras el deplorable esperpento ofrecido por los dos "grandes" sólo tengo una salida, desterrar este deporte de mi tiempo libre, que cada vez es menor y más costoso. Ver árbitros ciegos, hombres arrastrándose por el césped como gusanos, masas encendidas -cinco millones de parados y las noticias más comentadas sólo llevan una dirección; balón-, muertos vivientes que no tendrían ni un papel en los Spaghetti Western, photoshops, insultos, máscaras, muertes súbitas de resucitación inmediata, caballeros mancillados, mentirosos compulsivos, agitadores intestinales, telebasura...
Así, que tras ver los últimos quince minutos del postrero partido que veré, me enchufé al Leinster vs Tolouse, semifinal de la Heineken Cup.
Adiós redondo, nos vemos en el infierno, el oval será ahora mi compañero.