Revista 100% Verde

El futuro de la movilidad es autónoma, conectada y compartida

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

Cada día surgen nuevos proyectos auspiciados por gobiernos, organizaciones y empresas de todo tamaño y sector que están destinando importantes cantidades de recursos para conformar el futuro de la movilidad y dar respuesta a los nuevos escenarios de transporte que están surgiendo.

El futuro de la movilidad está basado en el vehículo conectado, autónomo y compartido

Para lograr una verdadera revolución en el transporte, toda la innovación no puede limitarse al vehículo, ya que éste depende de carreteras y vías, y éstas pueden jugar un papel estratégico en la movilidad, ya sea autónoma o no.

Si nos centramos en las ciudades, el reto de transportar personas y objetos dentro de las principales y densas urbes del mundo es cada vez más complicado.

El 90% del crecimiento de la población mundial durante este siglo se producirá en megaciudades y las urbes pronto representarán el 80% de las emisiones globales de carbono, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

La mayor parte de esas emisiones procederá de coches en punto muerto atrapados en atascos que se alargan durante kilómetros

Si recordamos lo que se entiende por smart city o ciudad inteligente vemos este concepto es capaz de proporcionar altas cotas de bienestar a sus habitantes porque sincronizan el uso eficiente de sus todos sus recursos, principalmente con el uso intensivo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).

Colas kilométricas en las carreteras de China

Bajo este paraguas aparecen planteamientos tan interesantes como son los llamados sistemas de movilidad bajo demanda (MoD), que se basan en redes de vehículos y estaciones de carga accesibles a los ciudadanos dónde y cuándo los necesiten, lo que mejora la rentabilidad energética y el uso del terreno, además de reducir el tráfico y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Para disponer de una red de transporte sostenible en las ciudades, el gobierno de éstas tiene un rol esencial en proporcionar el tipo correcto de inversión para promover la innovación, en particular en lo que se refiere a las infraestructuras.

Este proyecto de sistemas de movilidad bajo demanda debe considerarse un proyecto de infraestructuras, no de un vehículo. Es toda una red.

Como miembro destacado de esta red (pero no el único) están indudablemente los automóviles, y éstos más pronto que tarde, están llamados a estar conectados y ser autónomos.

Los coches capaces de conducirse de manera segura y fiable sin supervisión humana ya no son algo de ciencia ficción. De hecho, los coches son cada vez más inteligentes.

Vienen equipados con nuevos sensores para la navegación y la percepción del entorno, integran dispositivos de redes inalámbricas para comunicarse con otros vehículos y con la infraestructura vial, así como con ordenadores para ejecutar sofisticados algoritmos de planificación y control en tiempo real.

Esto es lo que da lugar a lo que se conoce como vehículo conectado y es un paso necesario para dar el salto hacia el vehículo autónomo

Tal vez el beneficio más obvio del vehículo autónomo sea el aumento de la seguridad. Los errores humanos son la principal causa de accidentes de tráfico. Los ordenadores, por otra parte, ni se distraen, ni se cansan, y sus tiempos de reacción son más rápidos que los humanos.

Los grandes fabricantes está apostando por la conducción autónoma

Otro de los beneficios de la autonomía (y de la conectividad) es el posible aumento de la eficiencia del tráfico y la consiguiente reducción de la congestión, ya que los vehículos autónomos pueden hacer un seguimiento preciso de posiciones de vehículos y personas, y coordinar sus movimientos hasta un punto imposible para los conductores humanos.

Además, el tiempo que dedican las personas a conducir sus vehículos podrían destinarse a otras tareas más productivas o deseables para los conductores.

Por otra parte, y relacionado con la sostenibilidad ambiental, los vehículos autónomos pueden viajar a velocidades que minimicen las emisiones, lo que tiene importantes beneficios para nuestra salud y la del Planeta.

Por último, otra ventaja potencial importante de los vehículos autónomos es que permite compartir todo tipo de vehículos de forma generalizada.

Los servicios para compartir vehículos están creciendo en todo el mundo. Si de mano de la conducción autónoma, los coches compartidos pudieran conducir a la ubicación de recogida de un cliente y volver a una estación de aparcamiento por sí mismos después del recorrido, podrían ofrecer un nivel de comodidad sin precedentes.

Financieramente, el coche compartido distribuye el coste de la compra, mantenimiento y seguros de los vehículos autónomos entre una gran base de usuarios. Además, los coches compartidos autónomos eliminarán la necesidad de buscar y pagar un lugar de estacionamiento, y reducirán el tiempo necesario para caminar hacia y desde el vehículo estacionado.

La movilidad compartida es una realidad frecuente en Europa

A partir de lo que hemos repasado hasta ahora, podemos decir que la conducción autónoma, conectada y compartida supone un gran potencial de transformación para nuestra movilidad, con unos beneficios sin precedentes en lo relativo al aumento de la seguridad, a la reducción de la congestión y de emisiones, y la eficiencia en el uso de bienes y recursos.

Sin embargo, el análisis de este nuevo paradigma indica que podría transformar, de una manera profunda, el modelo actual de propiedad y uso de los vehículos, lo que provoca un rechazo importante desde organizaciones e industria establecidas, ralentizando y entorpeciendo nuestro progreso hacia escenarios sostenibles.

Y tu, ¿te unes a esta nueva movilidad conectada, autónoma y compartida?

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