La infancia es una de los puntos clave en el desarrollo de la personalidad y la forma de ver el mundo. De hecho, suele ser lo que más peso tendrá en nuestro carácter. Por suerte, con el tiempo, podemos ir cambiando y adaptándonos a nuestras nuevas vivencias y experiencias que vayamos tomando. Como dicen los budistas. Todo, incluso los seres humanos estamos en un constante cambio. De hecho, nunca somos la misma persona. La experiencia y el aprendizaje, hacen que vayamos evolucionando. O des-evolucionando. Según la persona o la civilización. Es por ello, que debemos pensar, que el tiempo es crucial para la educación. Y por desgracia es de lo que menos tenemos, el trabajo, el cansancio, los desplazamientos, los compromisos, hacen que cada vez tengamos menos tiempo para nuestros niños. Hoy vamos a hablar, sobre la importancia de controlar al tiempo y que no sea el tiempo el que nos controle a nosotros ni a nuestros niños.
Los niños del siglo XXI.
Como decíamos, todo cambia con el tiempo. Y también los niños y la forma de entretenerse y divertirse. (Extrañamente, la forma de enseñar, sigue estancada desde hace cientos de años.) Es por eso, que cuando nosotros miramos nuestra infancia, nos damos cuenta de que eramos unos niños muy felices. Que teníamos cosas que hoy en día no tendrán nuestros niños. Lo que nos enoja y nos enfurece. A la vez, tenemos ese sentimiento de melancolía con nuestras series de dibujos animados, juegos, música… Y nos damos cuenta, de que la tecnología no es la parte ideal de la infancia. Algo muy curioso, ya que aunque se lo escuchas decir a todos (por lo menos a esa generación de los ´75 a los ´90), me produce una sensación muy rara, cuando alguien critica las aficiones de los niños de hoy en día, mientras está intentando pasarse una fase nueva en su smartphone, o escribiendo un whatsapp.
Los adultos de hoy en día son totalmente dependientes de los móviles, apps, consolas, Internet. Y sin embargo resaltan lo bien que se estaba en los 80. Será que son adictos y no se dan cuenta de lo que hacen. Para empezar, lo que están haciendo. Es precisamente enseñarles la importancia y la necesidad de estas nuevas practicas. Recuerda siempre. La parte más importante en la educación de un niño, antes que la tele, antes que Internet, que los amigos… Es el ejemplo de los padres. Lo que aprenda durante los primeros 5 años de vida por nuestro ejemplo, por que lo vea a diario. Se le grabará a fuego en su cerebro. No me cansaré de decirlo. Si no te gusta leer, pero tienes un niño pequeño, pásate un rato todos los días delante de un libro, aunque no lo leas. Para que el te vea. No eres consciente de lo que estás haciendo con ese gesto.
Basta de decir, pobres niños de hoy. No tienen infancia. Con lo bien que estábamos nosotros. Está en tus manos que esos niños tengan una infancia feliz y sana. Y si hay alguien que puede hacerlo son sus padres.
En el siglo XX, nuestros padres, nos hablaban todas las semanas sobre las drogas, cuidado con los caramelos que te dan los señores en la puerta del colegio. Si ves una jeringuilla en el suelo, no la toques y tantos otros consejos valiosos que aprendimos. Aunque en muchos casos por suerte no nos hizo falta aplicar. En otros si, en aquellos años, era muy común el ver jeringuillas en muchos parques…
Y ahora que ocurre.
Los padres nos seguimos preocupando por las drogas y seguimos intentando explicar e inculcar lo perjudiciales que son. Pero, no somos coherentes con los datos que tenemos. Ya que aunque nos parezca que es ridículo. En estos últimos años han aparecido nuevas drogas. Y eso es lo que nos dicen las estadísticas. Donde vemos que el crecimiento anual de niños y adultos con adicción a Internet, consolas, móviles… Es exponencial. Y lo peor de esto, es que los efectos devastadores que tienen, no los queremos ver. De hecho, muchos los desconocemos, ya que es algo muy reciente.
El principal problema, es que es algo que nosotros mismos hacemos. Con lo que nos cuesta entender que el uso de un móvil pueda ser un problema gordo, o de Internet… Es algo moderno, cool, tenemos que tener el último modelo de teléfono, aunque tan solo lo utilicemos para 4 o 5 apps. Necesitamos tener el móvil más potente con una funcionalidad que envidiaría el mismo presidente de Google. ¿Compramos el terminal en función de nuestras necesidades? ¡NO!. Es como la ropa, tenemos que ir a la moda, aunque no nos sirva para nada.
Conclusión.
¡Piensa! Los avances tecnológicos están ahí para ayudarnos y mejorar nuestra vida. (Por supuesto, no me refiero al 99% de las apps que hay hoy en día, que cubren necesidades absurdas, en las que nunca nos habríamos fijado, ya que no nos suponía nada.)
Utilicemos las cosas con cabeza, no por comodidad. Todas estos avances, lo que están consiguiendo es que dejemos de pensar. Cuando en el s.XX presentaron la televisión, nació una gran revolución por parte de unas familias que predijeron que el televisor iba a conseguir que perdiéramos el contacto con los demás. La mayoría de la gente en EEUU, evidentemente se llevo las manos a la cabeza. Riéndose de esta gente loca y fanática.
Hasta hace unos años, yo estaba con los que se reían. Y seguramente tu también lo estés. Solamente haz una prueba durante un par de días. Apágala. No te digo que hagas nada especial con tu pareja o niños. Ya que serás tu, el que sacará temas de conversación que no se hubiera imaginado, en una semana sin televisión, tu creatividad habrá aumentado considerablemente. Se que para la mayoría de la gente, hoy en día es algo muy difícil, dejar de ver la tele. Entonces utiliza la tecnología para tu beneficio. Poneros un documental sobre un tema que os pueda gustar (política no, que ya tenemos suficiente en el día a día.) Sorpresa, estáis hablando de otras cosas a parte del cotilleo o de lo malo que es el personaje de la serie que te gusta, o si se habrán liado los personajes. Conversaciones que lo siento pero, lo único que hacen es pasar el tiempo. Ni enseñan, ni llenan tu vacío. Eso si, es muy cómodo, ya que podemos dejar descansar el cerebro.
De hecho, si Darwin tenía razón con la “selección natural”, faltarán unos cientos de años, para que volvamos a tener el cerebro de los homo-erectus, ya que por desgracia, la mayor parte de los países desarrollados, utilizan el cerebro sin someterle a retos (por favor no me digas que jugar con la maquinita es un reto, ni los juegos esos que dicen que trabajan el cerebro, son actividades repetitivas y que trabajan una parte ínfima de nuestro cerebro).
Se que es duro y aburrido al principio. Ya que no estamos acostumbrados. Pero, te puedo asegurar que el conocimiento y el pensamiento crítico, es la droga más potente que existe. Una vez que empiezas a estudiar la historia del mundo, no puedes parar, necesitas saber que ocurrió. O el origen del universo, las estrellas… Pero, por suerte, no tiene efectos negativos. Solo necesitas un empujoncito, fuerza de voluntad e interés por cambiar. Y los niños es la forma ideal de conseguirlo. Hazlo por ello. No le conviertas en un zombi, que no pensará en su vida. Cada vez que tenga una duda, irá a Internet a coger el pensamiento que le encaja. Para que pensar si hay gente que ya lo ha hecho por nosotros.
El mundo cambia a una velocidad de vértigo. Debemos ser capaces de discernir lo que es un avance. Y lo que es un atraso para nuestras vidas y cerebros. Hoy en día parece que los avances, es conseguir que no tengamos que pensar y no tengamos que mover un dedo. Y nosotros por lo menos vivimos un mundo diferente que nos creó unas bases. Pero, poneros por una vez en la posición de vuestros niños. Los cuales están mamando lo que os tiene absortos enganchados, las nuevas tecnologías.
Para ser padres no nos dan ningún curso. Debemos improvisar día a día. Y por bien que lo hagamos nadie nos garantiza que le vaya a ir bien en la vida, ni que evite las drogas… Pero, yo creo que si alguna vez hemos tenido pasión por algo, debe ser por educar a nuestros niños. Muchas veces nos sentiremos agotados, nos superará. Pero, que mejor legado podemos dejar en este sucio y corrompido mundo donde 1 tercera parte de la población tiene problemas para conseguir comida a diario. Más que un niño bien educado con unos principios férreos de amor y preocupación por el prójimo. Esto se resume tan solo en trabajar la empatía de los niños. Si una persona tiene empatía, no necesitará más para ayudar y trabajar por un mundo mejor.