Revista Opinión

El géiser necesario

Publicado el 31 julio 2013 por Carmentxu

Y el culpable es… el maquinista. Está acusado de 79 homicidios por imprudencia después de testificar durante dos horas. También se le ha inhabilitado para conducir trenes y quitado el pasaporte durante, al menos, seis meses.

Mariano-Rajoy+Forges
No sé durante cuánto rato testificará otro maquinista mañana jueves, 1 de agosto, ni quién lo escuchará en plena operación salida, pero la justicia debería ser igual para todos, y teniendo en cuenta que quien está al mando de este tren en el que solo vamos algunos también está actuando a todas luces con imprudencia, la pena al menos provisional debería ser equivalente, si no mayor dado que somos más las víctimas y en este caso la imprudencia es conocida de todos. Son (somos) millones las víctimas directas de esta crisis inducida, que tan bien sienta a algunos y no hace más que agravarse. A ellos hay que añadir familiares, amigos, empleados, proveedores,… y otros intantigles, como la ética, la honestidad y, en última instancia y como gran perdedora, la verdad.

Que los empresarios, los grandes, aseguren que hemos tocado fondo no deja de ser una buena noticia. La lástima es que es solo para ellos. Y si las cifras de paro han dado un respiro en el segundo trimestre del año lo han hecho a costa de la seguridad y los derechos de los neoempleados, la mayoría en el sector servicios con vistas al verano y con contratos precarios y mal pagados que no permitirá reactivar el consumo interior y, por tanto, la economía. Pan para hoy, unas migajas, y hambre para mañana, aire viciado de ozono que nos permite experimentar el espejismo de la respiración.

El maquinista de esta locomotora obsoleta, basada en un sistema productivo a expensas del clima y de turistas incautos y confiados y del ladrillo, deberá explicar muchas cosas mañana. Pero no lo hará. Si lo hiciera, debería dimitir ipso facto. Él y el Gobierno en pleno, sin remisión. Los expertos vati­cinan una sesión anodina, sin mea culpas ni asunción de la inmensa responsabilidad a la que no ha sabido, hasta ahora, hacer frente. Sin embargo, en este caso, sí han funcionado las alarmas que apuntaban a que algo estaba yendo mal. Pero el maquinista creyó que haciendo como si no existían desaparecerían. Pero ahí están. Pese a todo, y a las evidencias que apuntan que, en lo peor, debía estar despistado, enviando SMS por el móvil, aún no es demasiado tarde. Solo hace falta un sistema expeditivo que, a modo de géiser, desde el subsuelo donde está enterrado el futuro, expulse de la cabina de mando a este maquinista irresponsable. Permanezcan atentos a sus pantallas.


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