Revista Arte
El genio primordial, un descubrimiento increíble, un abate defensor y una rectificación honesta.
Por ArtepoesiaCuando el homo sapiens viajó por primera vez a Europa desde Oriente próximo, hace unos 45000 años, comenzó a vivir entonces en los abrigos de las cuevas que le permitían protegerse del duro clima europeo. El Arte, curiosamente, surgió en el semioscuro entorno de las cavernas y sus paredes cercanas, confortables, en donde se refugiaban además de los depredadores ocasionales. ¿Qué llevó a esta especie homínida a dibujar con tan sólo dos colores, el negro y el rojo, en sus lugares de refugio? ¿El aburrimiento? ¿El deseo de mostrar a los demás miembros el mundo difícil y maravilloso del exterior? ¿O el irresistible impulso humano a sobrevivirse en algo hermoso e indeleble?
Francia y España son dos de los países europeos que más huella del Arte Paleolítico parietal tienen en su prehistoria. Uno de los primeros hallazgos prehistóricos fueron la Cueva de Niaux, en los Pirineos franceses. Desde el siglo XVII los viajeros acudían a las Termas de Ussat-les-Bains, famoso asentamiento ya por ser refugio, en algunas de sus cavernas, de los antiguos Cátaros, miembros de una secta herética del medievo que fueron casi arrasados allá por el año 1244. Tambien los nazis quisieron creer que por sus profundas grietas se ocultaba el Santo Grial. Pero fueron más conocidas por sus aguas sedantes, antiespasmódicas y cicatrizantes. La cueva de Niaux es un complejo prehistórico que ya se conocía, sin embargo, por las inscripciones y escritos que algunos curiosos dejaron en sus paredes más exteriores, pero no se documentó cientificamente hasta 1906, cuando el abate Henri Breuil (1877-1961) y el arqueólogo Émile Cartailhac (1845-1921) realizaron un primer estudio.
En 1875 el prehistoriador español Marcelino Sanz de Sautuola (1831-1888), mientras recorría con su hija una zona de cuevas en los alrededores de sus propiedades -cerca de la población santanderina de Santillana del Mar-, a las que gustaba acudir desde que un campesino le hubiese advertido de su descubrimiento siete años antes, tuvo la extraordinaria fortuna de ver por primera vez desde hacía unos 15000 años casi, las pinturas intactas y perfectas de las Cuevas de Altamira. En 1880 Sanz de Sautuola publica Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos, donde incluyó además reproducciones gráficas de lo que había visto. El renombrado arqueólogo francés Cartailhac dudó de la veracidad del descubrimiento, insinuando incluso que las paredes cavernícolas habían sido pintadas por el prehistoriador español.
Catorce años después del fallecimiento de Sanz de Sautuola el incansable abate francés y paleontólogo Henri Breuil consigue, en un famoso congreso, demostrar la verdad de lo que aquel prehistoriador español había defendido siempre. Émile Cartailhac no puede más que reconocer su error y, acompañando al abate Breuil, recorrer toda Altamira. Escribirá un artículo Cartailhac, La cueva de Altamira, el error de un escéptico, y contribuirá tanto a la memoria de Sautuola como a dar a conocer su maravilloso descubrimiento. Así pues, Altamira pasó a ser la única Capilla Sixtina del Arte Paleolítico durante mucho tiempo. Años después, sin embargo, fueron descubiertas las famosas cuevas de Lascaux, en la Dordoña del sur de Francia. El abate Breuil recopiló y estudió todas sus excelentes y extraordinarias imágenes pintadas en sus paredes, y de este modo confirmaría aún más que los antiguos homínidos inteligentes del Paleolítico Superior habían sido verdaderos y hábiles precursores del Arte.
(Imagen fotográfica de la Cueva de Altamira, Santander, España; Retrato de Marcelino Sanz de Sautuola; Bisonte barbudo de Altamira; Fotografía del arqueólogo frances Émile Cartailhac; Fotografía del interior de la gruta de Lascaux, Dordoña, Francia; Imagen fotográfica del abate Henri Breuil; Ciervo de Lascaux; Imagen de Bisonte herido de la Cueva de Liaux, Mediodía-Pirineos, Francia.)
Vídeos de Altamira, Lascaux y Niaux:
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