Revista Opinión

El Gobierno puede empezar a trabajar cuando quiera

Publicado el 18 junio 2012 por Vigilis @vigilis
Se empieza hablando de cientos de miles de millones de euros por aquí y por allí y al final te das cuenta que es un dineral. Al final te das cuenta que ese dinero sale de algún sitio. Es más, tratándose de deuda, hay quien se pone en la picota al avalar esos préstamos y quien tiene que sacarse los ojos para ir pagándolos. Se entra en una dinámica perversa, una espiral de deuda infinita. Con el gasto social (aquí meto paro) aumentando y una productividad rancia que pide a gritos que el mundo se pare para darnos un respiro, incapaces de competir como es debido, los intereses que hay que devolver con el principal se disparan. La visión de conjunto es que esto es impagable.
El Gobierno puede empezar a trabajar cuando quiera
Llegados a este punto hay que hacer dos cosas: una, esperar que se genere riqueza de la nada. Dos, pedir cuentas a quienes nos han metido en este pozo. El despilfarro se pagó a cuenta de una riqueza futura. Ahora estamos en ese futuro y vemos que la sangría continuará: no continuará con la construcción de proyectos faraónicos en aldeas, sino con el pago de la deuda. Y esta deuda se paga, abróchense, pidiendo más deuda. Que alguien me explique cómo se puede justificar eso. Que me explique alguien por qué no existe la posibilidad de reducir la deuda vendiendo activos. Es más, por qué no se plantean reducciones serias de gastos cuando a todas luces no podemos permitirnos esos gastos.
Ante una situación de emergencia nacional, lo primero que uno mira es tener un gobierno con poderes extraordinarios. Fue lo que hicieron los ingleses el 11 de mayo de 1940. Aquí no se trata de crear un gobierno de concentración nacional porque eso sería premiar a gente que probablemente debería estar en la cárcel. Además, es innecesario en tanto la banda que está el poder tiene mayoría absoluta, la mayoría de los gobiernos regionales y la mayoría de los ayuntamientos. Llama la atención que se crucen de brazos. «Cada viernes continuarán las reformas». Patada hacia adelante. «Remediar esto ya no depende de nosotros». Balones fuera.
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Pongo un ejemplo rápido: la única fusión de ayuntamientos de la que tengo constancia es la de Oza y Cesuras, de eso hace un mes. De vez en cuando sale alguna noticia sobre esto en la que aparecen individuos tratando de ponerse de acuerdo en el color de la caca. Una aproximación conservadora a la fusión de municipios en Galicia pasaría de 316 a 53 (las comarcas ya están creadas legalmente y se trataría de hacer una ley que desarrollase sus competencias y construcción política partiendo de la Ley de Bases de Régimen Local). Un proceso similar reduciría drásticamente el número de municipios en toda España. Es más, en los planes que el Gobierno ha remitido a Bruselas se contempla la racionalización de administraciones. Pues no hay noticias. Y esto es alarmante porque para culminar un proceso así se necesitarían varios meses y una nueva convocatoria electoral. Pero nada. ¿Por qué destaco este tema? Pues porque todo lo que no funciona a nivel autonómico se multiplica a nivel local: infinitas administraciones encargadas de las políticas de gasto y esperando cada ejercicio un camión con dinero. Cuando cada administración se haga responsable de sus ingresos, los políticos no tendrán más remedio que cuadrar las cuentas. Hacer la tortilla más grande del mundo les costará un dinero que no tienen y es ya imprescindible e impostergable que acabe la sangría.
El Gobierno puede empezar a trabajar cuando quiera
Lo de los bancos. ¿Cómo es posible que se hable de liquidar bancos que están nacionalizados? La liquidación tuvo que hacerse previamente. Ahora es el gobierno el responsable de esos bancos y en su mano está sacar la cartera inmobiliaria un 60-80% por debajo del valor contable. Eso lo puede hacer el gobierno esta tarde. No lo hace. ¿Por qué no lo hace? ¡Amigo!
¿Es razonable que el gobierno -el gobierno con más poder de los últimos veinte años- espere que sigan concediéndonos créditos carísimos gente que no tiene ninguna razón para prestarnos? Lógicamente existe una responsabilidad de otros países hacia nosotros y por eso es deseable que se llegue a acuerdos, pero ¿por qué sólo se magnifica esto y no se barre la casa? Tanto los indígenas españoles cabreados, como los herejes que cuentan sus monedas de oro, estamos todos pendientes de que este gobierno haga algo. ¿Acaso está esperando que la producción de paellas estivales de un respiro? ¿Creen que en septiembre no habrá reválida? ¿Hasta cuándo se puede tensar la cuerda? La gente que lo ha perdido todo ya no tiene nada que perder y la tapa de la olla está a punto de estallar.
El Gobierno puede empezar a trabajar cuando quiera
Y hablo del gobierno por ser el que en última instancia puede ponerse al timón. Porque aquí hay un montón de especímenes que siguen soltando sus peroratas pero que ya no le importa a nadie lo que puedan decir (los Artur Mas, los Rubalcaba, los Toxo, los Rato, los KPMG...), que el foco apunte al gobierno no significa que no haya que sentar a mucha gente a soportar infinitas sesiones de preguntas. Interminables vistas en las que salga a relucir toda la ponzoña. Esto también es imprescindible sacarlo a la luz, necesitamos un poco de esa medicina para purgarnos y dentro de cincuenta años poder desincentivar conductas perniciosas.

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