Al escuchar “Stephen Hawking”, es casi inevitable que mi mente se quede poblada con el retrato de un físico cuadripléjico, flacucho y con un toque aterrador. Para ser justos, debemos mencionar que este libro tiene un coautor, en este caso, no tan popular como Stephen, su nombre es Leonard Mlodinov. (A quien no puse en el titulo para ahorrarme un poco de espacio)
Desde el primer instante, con la mera portada del libro, ya se deja bien claro quién es la estrella de este texto, personaje que tiene su nombre impreso en gigantescas letras plateadas, en comparación con el modesto texto dorado que se le deja a Mlodinov. No debe sorprendernos, ya que además de ser un excelente físico, el señor Hawking, es un excelente ejemplo de cómo puede influir el marketing en nuestras ideas, al fin y al cabo, su solo nombre evoca un pintoresco retrato de sapiencia y complejidad incomprensible para el común de los mortales.“El gran diseño” está lleno de viejas preguntas y nuevas respuestas, pretendiendo explicar al hombre y su existencia en 228 páginas. Pero, ¿qué significa esto exactamente?, “el gran diseño” es una repetición humana, un parámetro, una bandera de aquel que busca explicar lo inexplicable, como posiblemente hagamos muchos de nosotros.
Que es lo que sucede cuando el mundo ya no puede ser explicado por la antigua sabiduría, cuando nuestros valores se quedan chicos ante la magnanimidad de nuestra propia existencia, que pasa cuando no quedas satisfecho con la explicación de que un viejo barbudo estaba jugando con barro y por eso existes. Lo que pasa es “El gran diseño”.
Entre las páginas del libro navegaremos por varios aspectos, en cierto modo concernientes a nuestra pregunta ultima ¿Cómo podremos explicar la existencia humana desde la física?, daremos un vistazo a la historia de la física, desde los tiempos newtonianos hasta los cuánticos, esto va implicar también una explicación epistemológica, que en todo momento respeta un principio de realidad frente a una visión antropocéntrica, básicamente nos dice que la teoría es una construcción, un imaginario que explica la realidad, a veces lo hace bien y a veces no, a veces tiene aciertos y a veces vicisitudes, pero las cosas nunca funcionan al revés sin llegar a caer en un fanatismo paradojal.
Todo este recorrido esta condimentado con aportes, más que científicos, filosóficos, debería decir que son teorías de vidrieros aplicadas a diamantes, con esto me refiero a que no es posible responder cómo funciona la economía mundial basado en el conocimiento de cómo funciona un juego de banco inmobiliario, y se nos presentan constantemente inferencias de casos particularísimos, para dar respuesta a situaciones generales. Aun así, no podemos culpar a los autores de olvidar que se mueven en un ámbito, quizás ideológico, ambiguo, discutible, pues son ellos mismos quienes ponen esas cartas sobre la mesa. Al final del texto, se nos presentara una teoría ultima de cómo funciona el mundo, que debe ser entendida como “La mejor teoría posible” y por tanto la más cercana al funcionamiento real del mundo.
En síntesis, “El gran diseño” es un escudo salvador, que nos cobija de la horrible sensación de desamparo intelectual, de carencias ideológicas. En nombre de la todopoderosa ciencia “El gran diseño” intenta sacarnos de las pantanosas aguas de la incertidumbre. Es una respuesta desde la física, que sin duda está muy lejos de ser definitiva, pero no por eso debe ser menospreciada.
El texto está dirigido a todo público, poblado de explicaciones sencillas, ejemplos claros, pero ante todo manteniendo un nivel de entretenimiento, que es digno de mención en un libro de ciencias. Por todo esto, se pasa un muy buen momento leyendo “El gran diseño”.
Calificación final: 7/10