Banquetear ha sido siempre un arte, tanto para conseguir invitaciones como para una vez dentro no derrapar en el exceso. Acometiendo la recta de salida de los fastos navideños vemos una gran multitud aquejada de diversos empachos. En esta ocasión no hay problema de que me ponga el primero dado que he sufrido exceso de secreciones en la trompa de Eustaquio, bronquios y demás, así como una turbamulta digestiva y alguna sobrecarga cognitiva. De los polvorones afectivos mejor no hablamos. El resultado es una situación de sorda incomodidad que suspira por una única cosa: el alivio. Según el negociado afectado vendrá antes o después, pero siempre podremos decir: dichosos son los que se alivian.
Como sociedad tenemos que reconocer que estamos empachados. Demasiado ruido, demasiada prisa, demasiadas malas noticias, demasiado agobio, demasiada incertidumbre. Este estado puede servir para acelerar hasta un punto la rueda pero si cruzamos la línea roja nos arriesgamos literalmente a reventar. Y aquí cada cual tiene un poquito de responsabilidad a la hora de alimentar esta marabunta colectiva dado que cada queja, insulto, mentira o exabrupto que vertemos alimenta la pira de esa hoguera de las vanidades.
En la consulta me toca atender cada semana una larga fila de empachos. Gente empachada con su jefe, con los compañeros de trabajo, con la pareja, con la familia, con la suegra, con todos a la vez. Empachos por el perro del vecino, por el novio de la hija, por no cuadrar las cuentas, por no conseguir digerir la soledad. Algunos vienen pidiendo un análisis porque se encuentran cansados sin sospechar aún el empacho que padecen, otros llegan llorando totalmente desesperados, los hay que llegan hiperventilando y sintiéndose a las puertas de la muerte. A todos, sin excepción, los recibo con delicadeza conociendo bien lo que duele un empacho. Los escucho, los acompaño y espero a que se vayan serenado hasta conseguir la disposición de pasar al baño y aliviarse. A veces son horas, a veces días, a veces meses.
Mi nivel personal de empacho influye bastante estos procesos. Cuando voy más ligero suelo tener más paciencia. En cualquier caso dadas mis tablas no suelo cometer graves desatinos. Los temo, eso sí, ante circunstancias de alta presión mantenida no hay tabla que valga, lo sé de buena tinta. Por eso las actuales circunstancias de desastre en la Atención Primaria donde trabajo me preocupan. Hay un gran porcentaje de médicos en riesgo alto de empacho profesional que precisan protección y ayuda. Seguimos sin conseguir tomar medidas que lo hagan. Y ya llegamos tarde.
Estas navidades van a pegar fuerte en los centros de salud al haber venido el pico de la epidemia de gripe antes de las reuniones familiares. Todo volverá a arder, un año más. Pero la paliza ya no le ocurre a un joven residente, le pasa factura a un sistema a punto de la jubilación. Y claro, no es lo mismo.
The Big Binge
Banqueting has always been an art, both to get invitations and, once inside, to avoid slipping into excess. As we head down the home stretch of the Christmas festivities, we see a large crowd suffering from a variety of indulgences. On this occasion it is not a problem for me to be the first, given that I have suffered from excess secretions in the Eustachian tube, bronchi and others, as well as a digestive turmoil and some cognitive overload. It would be better not to talk about the affective dusty stuff. The result is a situation of dull discomfort that yearns for only one thing: relief. Depending on the business concerned, it will come sooner or later, but we can always say: blessed are those who are relieved.
As a society we have to recognise that we are overloaded. Too much noise, too much haste, too much bad news, too much anxiety, too much uncertainty. This state may serve to speed up the wheel to a certain extent, but if we cross the red line we risk literally bursting. And here everyone has a little responsibility when it comes to fuelling this collective tidal wave, since every complaint, insult, lie or outburst that we pour out feeds the pyre of this bonfire of vanities.
In the consulting room I have to deal with a long line of empachos every week. People who are fed up with their boss, with their work colleagues, with their partner, with their family, with their mother-in-law, with all of them at the same time. Fevers for the neighbour's dog, for the daughter's boyfriend, for not being able to balance the accounts, for not being able to digest loneliness. Some come asking for an analysis because they are tired without even suspecting that they are suffering from a binge, others arrive crying, totally desperate, some arrive hyperventilating and feeling at death's door. All of them, without exception, I receive them with gentleness, knowing well how much it hurts to be sick. I listen to them, accompany them and wait for them to calm down until they are ready to go to the bathroom and relieve themselves. Sometimes it takes hours, sometimes days, sometimes months.
My personal level of empacho influences these processes quite a lot. When I am lighter I tend to be more patient. In any case, given my level, I don't usually commit serious blunders. I do fear them, however, in circumstances of sustained high pressure there is no board that is worth it, I know that for a fact. That is why the current circumstances of disaster in primary care where I work worry me. There is a large percentage of doctors at high risk of professional embarrassment who need protection and help. We are still failing to take action to do so. And we are already too late.
This Christmas is going to hit health centres hard as the peak of the flu epidemic has come before family gatherings. Everything will be on fire again, for another year. But the beating no longer happens to a young resident, it takes its toll on a system on the verge of retirement. And of course, it's not the same.
大吃大喝
机器翻译,抱歉有误。
宴会一直是一门艺术,既要获得邀请,又要在入席后避免过度狂欢。随着圣诞庆祝活动的开始,我们会看到一大群人因各种放纵而痛苦不堪。在这个场合,对我来说,做第一个人不成问题,因为我的咽鼓管、支气管等分泌物过多,消化系统紊乱,认知能力超负荷。情感方面的尘事还是不说为好。其结果是一种沉闷的不适感,只渴望一种东西:缓解。根据相关业务的不同,缓解或早或晚都会到来,但我们总是可以说:那些得到缓解的人是有福的。
作为一个社会,我们必须认识到,我们的负担过重。太多的喧嚣、太多的匆忙、太多的坏消息、太多的焦虑、太多的不确定性。这种状态可能会在一定程度上加速车轮的前进,但如果我们越过了红线,就会面临真正爆裂的危险。在这里,每个人都有一点责任为这股集体浪潮推波助澜,因为我们的每一句抱怨、侮辱、谎言或发泄都会为这堆虚荣的篝火提供燃料。
在咨询室里,我每周都要面对一长串的 "怨妇"。他们对老板、同事、伴侣、家人、婆婆,甚至同时对所有这些人都感到厌烦。因为邻居家的狗,因为女儿的男朋友,因为无法平衡账目,因为无法消化孤独而发烧。有些人因为疲倦而前来要求分析,却根本没有怀疑自己患上了嗜睡症;有些人则是哭着来的,完全绝望了;有些人则是呼吸急促,感觉就快死了。他们无一例外,我都会温柔地接待他们,因为我深知生病的痛苦。我倾听他们的诉说,陪伴他们,等待他们平静下来,直到他们准备好去卫生间解手。有时需要几个小时,有时需要几天,有时需要几个月。
我个人的体质对这些过程影响很大。当我体重较轻时,我会更有耐心。无论如何,鉴于我的水平,我通常不会犯严重的错误。不过,在持续高压的情况下,我确实害怕犯错误,因为我知道,没有什么板子是值得犯错误的。这就是为什么我工作的基层医疗机构目前的灾难情况让我担心。有很大一部分医生处于职业尴尬的高风险之中,他们需要保护和帮助。我们仍然没有为此采取行动。我们已经为时已晚。
今年的圣诞节将对保健中心造成沉重打击,因为流感疫情的高峰期已在家庭聚会之前到来。一切又将火上浇油,又是一年。但是,殴打不再发生在年轻的居民身上,它使濒临退休的系统付出代价。当然,这也是不一样的。