Revista Cultura y Ocio

El gran error de Ciudadanos

Publicado el 08 junio 2015 por José Bau Giménez @Jose_Bau_

Han pasado las elecciones municipales y autonómicas y vamos viendo cómo, día a día, el ganador de las elecciones, el PP, se hunde por la corrupción que contamina su cabeza y por los reiterados incumplimientos de programa y abandono de sus principios.

Pero no es el PP el único que se hunde. Tras años en los que el partido de la gaviota, animal rapaz dónde los haya, ha conseguido monopolizar la derecha en base a ningunear y presionar a los medios para silenciar cualquier otra opción se han encontrado con que una gran parte de sus votantes han alimentado la creciente abstención, desmintiendo eso de que la baja abstención beneficia a la izquierda y la alta abstención a la derecha, pero también han ido, en gran medida, a formar parte de una nueva formación política: Ciudadanos.

Pues eso es algo que no debemos olvidar. Si recorremos el espectro político de la presunta izquierda a la presunta derecha vemos que en ambos extremos existen muchas formaciones puramente testimoniales, de las cuales una en la siniestra ha conseguido dejar de serlo al reagruparse tras una nueva marca, Podemos, mientras que en la diestra únicamente los partidos nacionalistas más rancios (CIU, PNV, EA,…) consiguen disputar la primacía electoral al monolítico y monopolístico PP.

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Tras la continua dejación de funciones por parte de los supuestamente partidos nacionales (PP y PSC-PSOE) en Cataluña nació una formación, en principio con objetivos transitorios y locales, se suponía que una vez restaurada la constitucionalidad y la igualdad de derechos de los castellanohablantes y garantizada esta ya no serían necesarios. Esta formación fue Ciudadanos. Sin embargo, cada vez más, se perfila como algo permanente, al menos con la permanencia que les permita el éxito o el fracaso.

Paralelamente, poco después, y a nivel nacional nació una formación supuestamente centrista, tras la deriva hacia la izquierda y antiespañola del PP de José Luis Rodríguez, más conocido como Zapatero. Esta formación, UPyD, ha adolecido de un problema que limitaba y mucho sus posibilidades de crecimiento. Un problema que, en mi opinión, habría perjudicado más que beneficiado a Ciudadanos de haber formado con UPyD una coalición electoral.

Algo que ningún medio ha puesto de manifiesto, ni siquiera tras el milagroso despegue de Ciudadanos en las elecciones europeas y pese al temor por ser la primera convocatoria electoral a nivel nacional en la que se presentaba. Ese factor que no ha sido tenido en cuenta es que una parte del electorado del PP, en las elecciones de 2011, situado en el espacio del centro ha ido cambiando su voto entre el PP y el PSOE, pero otra gran parte no. Y es más nunca votaría a un partido liderado por una exmiembro del PSOE, como es Rosa Diez.

Así las cosas, tanto en las europeas como en las municipales y autonómicas, muchos votantes del PP optaron por castigar el abandono de este de sus principios e ideas votando a Ciudadanos, centrándose en su defensa nacional y olvidando las posturas socialistas en temas como la economía (más impuestos en muchas autonomías, curiosamente en Cataluña proponen menos), la moral y religiosa (aborto, denuncia del concordato,…). Sin embargo, en estos momentos posteriores a las elecciones es, en muchos lugares, Ciudadanos el árbitro, con su acción o su inacción, de gobiernos municipales y autonómicos, pero en lugar de adoptar una visión nacional y de conjunto y de haber puesto sobre la mesa un pacto nacional integro deja que los diferentes territorios pacten por su cuenta. Así aplicando la máxima de no dejar que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha, o viceversa, pretende Ciudadanos gestionar una victoria (la más relevante si lo comparamos con las elecciones inmediatamente anteriores) en la que dice impulsar el cambio sin darse cuenta de que ese cambio, con un PSOE que en muchos lugares está pactando con la izquierda más radical de Podemos e incluso entregando instituciones al nacionalismo más sangriento de los herederos de ETA. Y por otra parte resurgen rumores de un pacto en una Andalucía sin gobierno que hacen pensar que ahí Ciudadanos va a favorecer la continuidad y no el cambio…

Por eso, cuando aún no se han concretado los pactos, cuando no se han constituido todos los ayuntamientos y comunidades autónomas, sin embargo, las encuestas dan una huida del voto de Ciudadanos, de ese voto que quería castigar a Mariano Rajoy, o incluso al PP completo, pero que, sobre todo, no deseaba el ascenso de unas fuerzas a las que España les da alergia. Fuerzas que rechazan nuestra bandera y que en algunas partes de la nación se muestran abiertamente favorables a los secesionistas.

Aún está a tiempo, Ciudadanos aún puede evitar una futura debacle, pero si sigue por el camino que se está viendo en todas las noticias al final, por mucho que lo lamentemos, Mariano Rajoy se habrá salido con la suya y en las próximas elecciones generales podrá decir abiertamente que es él, Mariano Rajoy (ni siquiera el PP, porque del PP no quedará más que él y sus acólitos) o la extrema izquierda de la nueva reedición del Frente Popular de 1936 que están componiendo entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, con la inestimable, aunque posiblemente involuntaria, colaboración de Alberto Rivera.


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