El Gran Hotel Budapest (Wes Anderson)

Permaneced con los ojos bien abiertos porque a la mínima puede que se os pase un lindo detalle de "El Gran Hotel Budapest". Y es que la última de Wes Anderson es tan ligera de argumento como con un gran peso en la dirección de arte, tanto que queda natural que en algún momento paséis de la historia y os centréis únicamente en los escenarios y sus detalles. Es muy bonita, tremendamente bonita. Un espectáculo visual creado en parte artesanalmente que da para hacer una colección de instantáneas para colgar a lo largo de una blanca pared con cada uno de sus fotogramas.
Tal vez cuente menos que en otras películas, pero el hipnotismo sigue estando en su paleta de colores, sus objetos y su simetría en los planos (como un precioso vídeo nos ha recordado últimamente).
Así que disfrutadla sin demasiadas pretensiones. Como el niño que observa por primera vez las figuras iluminadas que crea la lámpara de la mesita de noche en el techo de su habitación.