AUTOR: Leticia Sánchez Ruiz
EDITORIAL: Algaida
ISBN: 978-84-9877-686-7
PÁGINAS: 416
PRECIO: 20€
SINOPSIS:
Misterioso, callado y taciturno, de Jorge Perotti se decía que había heredado una gran fortuna. Sin embargo, ninguno de los parroquianos que lo saludaban todos los días en el bar de la calle La Luna había intimidado demasiado con él. Su única amiga era una niña de diez años, hija de los propietarios del bar, a quien él llamaba tiernamente Cucurucho. Cuando Perotti murió, ya centenario, sus últimas palabras fueron: "El Gran Juego. Sólo quiero volver al Gran Juego". Y el Gran Juego es la herencia que dejará a la pequeña Cucurucho. Resolver las pistas que irá encontrando se convertirá en toda una aventura para Cucurucho y su hermano Cosme.
Esta es una novela que me ha gustado mucho, empezando por la preciosa portada y su edición, y es que me encantan los libros en los que al retirar la sobrecubierta ves impresa en las tapas del libro la misma imagen que traía ésta. Me encanta que se cuiden tanto las ediciones porque a mí me gusta tocar y acariciar los libros (me pregunto si me gustará acariciar un e-reader).
Por otro lado, la historia que esconden sus hojas es de esas entrañables, que se leen pausadamente, con gusto y saboreando cada palabra. Ya os digo que no es una novela de esas llamadas "page-turner" (qué manía con ponerle a todo el nombre el inglés), pero que lees con mucho interés porque deseas que nuestra entrañable protagonista encuentre eso que Perotti dejó escondido para ella en El Gran Juego.
Fue la novela ganadora en el XVI Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla y sin saber cuántas se presentaron y la calidad que tenían, tengo que decir que me alegro de que haya ganado. Es el segundo libro de la autora, quien con el primero Los libros luciérnaga, también resultó ser ganadora de otro Premio, el IX Premio de Novela Emilio Alarcos en 2009 y que ya tengo anotado en mi lista de "futuribles".
Dice Leticia Sánchez en varias entrevistas, que su madre, como la protagonista del libro (Cucurucho), también se crio en un bar, pero que nunca cuenta nada de aquella época, así que decidió imaginar y escribir cómo podría haber sido la historia de una niña de diez años allá por los años sesenta más o menos criada entre las mesas de un bar y así nació esta novela, y el bar de la calle La Luna, lleno de personajes entrañables, una historia rodeada del halo misterioso que tienen los libros clásicos de aventuras que esconden la búsqueda de un tesoro, que es lo que los personajes de esta novela creen que hay al final de El Gran Juego.
Porque entre los parroquianos que frecuentaban a diario con Perotti el bar de los padres de Cucurucho, se comenta que éste tiene en su poder una gran fortuna y el anciano Perotti nunca se molestó en confirmarlo ni en negarlo. Ahora que ha muerto, todos esperan con curiosidad el momento de entrar en su casa y ver lo que allí tenía, todos menos Cucurucho, que es quien más siente su ausencia y como Perotti se sabía querido por esta niña, a ella le deja en herencia una carta dándole la bienvenida a El Gran Juego, una serie de pistas encadenadas que irá encontrando poco a poco y que la llevarán con la ayuda de su hermano Cosme a encontrar la solución a este enigma cuyo premio final desconocen.
Leticia Sánchez Ruiz
Yo creo que me ha gustado todo en este libro, empezando por la relación que existía entre Perotti y Cucurucho que era de lo más tierna. A lo largo del libro vas viendo cuántas cosas ha ido aprendiendo la pequeña sin darse cuenta, mientras escuchaba a su amigo centenario hablar. Hasta ella misma se va sorprendiendo de ello a medida que van apareciendo pistas y va entendiendo y razonando cosas.También es maravillosa la relación que hay entre los dos hermanos, teniendo en cuenta la diferencia de edad entre ambos. Ella apenas una niña y él un universitario que podría ignorarla la mitad de las veces y que sin embargo la cuida y ayuda, a pesar de tener las preocupaciones típicas de su edad (estudios, amigos, chicas... una en concreto).
Ninguno de los dos sabe qué hay al final de estas pistas, pero notan que alguien les está "siguiendo" interesado también en averiguarlo. Realmente el lector llega a desear que aparezca un gran tesoro al final de la historia para que estos dos hermanos y sus padres lo puedan disfrutar y descansar del esclavo trabajo que es regentar un bar.
Ese bar que es un protagonista más del libro, y que está magníficamente descrito. Seguro que cualquier lector es capaz de recordar un bar de su infancia de similares características porque la autora consigue transportarte hasta él. Sentirás el calor de su interior, el olor a humo, el sonido que llega desde la cocina o el rumor de las tertulias, podrás imaginar sin dificultad esos platos con comida que va repartiendo Angustias, la camarera, los ceniceros de Cinzano sobre las mesas, el perchero de la entrada... al igual que si cruzas sus puertas para salir de él, será el frío invierno el que venga a esconderse dentro de tu ropa. Desde luego el trabajo y la habilidad de la autora para construir la ambientación de esta novela es magnífico.
Os encantará también entrar en la Buhardilla de Perotti o en la de Tilda, la enana que escribe diccionarios, un peculiar personaje que aparecerá relacionado con una de esas pistas y que es otro personaje entrañable y difícil de olvidar, por su forma de ser, por la relación que establece con Cucurucho y por la que tenía con Perotti.
Más cosas que me han gustado: cómo ha elegido la autora contar la historia. La narradora es la hija de Cucurucho, quien nos cuenta la historia de su madre, su tío y abuelos en primera persona, tal como recuerda que se la contó a ella su madre una tarde mientras caía una nevada ¿Será ella la nueva heredera de El Gran Juego? Tendréis que leerlo para saberlo.
Os animo a hacerlo, porque a parte de ser una delicia de libro, está maravillosamente escrito y es una historia llena de imaginación, tierna y entrañable que parece casi un cuento, con unos personajes de los que es imposible no encariñarse, sobre todo con Cucurucho, personajes que aprenderán por el camino a valorar el amor, la amistad y el trabajo y por supuesto para que descubráis qué hay detrás de este Gran Juego de pistas.
El mundo nunca naufraga, pero es un barco que hay que saber dirigir. Los que vienen van dibujando nuevas coordenadas, corrigiendo los rumbos que trazaron los que les precedieron, haciendo esta travesía más precisa, intentando salvar los escollos. Siempre hay quienes intentan llevarlo a la deriva, pero, tarde o temprano, vendrán otros a enderezar el timón. Esa es la vida y no otra cosa; el crear un mapa lleno de coordenadas que se vaya desvelando, que se vaya completando, seguir escribiendo a partir de lo que nos dejaron, escribir para los que estamos y para los que vendrán.Primeras páginas de "El Gran Juego" AQUI
Fotografías utilizadas:
- del libro: http://literaria.algaida.es/buscador.php?buscar=el+gran+juego
- de la autora: http://www.eltallerdelaspalabras.net/2010/01/15/leticia-sanchez-ruiz/
- del cenicero: http://elviejoalmacenargentino.blogspot.com.es/2010/04/cenicero-de-bar-cinzano_24.html