Revista Arte

El hilemorfismo en la creación, o una misma emoción -forma- en diferentes maneras de Arte.

Por Artepoesia
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Desde la antigüedad los filósofos discutieron ya la naturaleza completa de la diversidad de las cosas existentes. Para ello analizaron todo lo visible material, vivo o no, que apareciera a los ojos del observador. ¿Qué elementos o substancias componían aquéllo, qué cosas determinaban así lo que algo era, lo que únicamente éso era? Dos grandes pensadores griegos se enfrentaron antes que nadie para aclarar esto. Uno decía que todas las cosas mantenían una unidad substancial, que no existía mutabilidad alguna, que cada cosa permanecía en su propia esencia para siempre. Otro, que la variedad y el cambio eran todo lo que existía. El primero fue Parménides, el segundo Heráclito.
¿Cómo, entonces, habría que entender la realidad del mundo?, ¿como una unidad permanente, o como una diversidad cambiable? Y luego llegó Aristóteles, y comprendió que existían la mutabilidad de las cosas a la vez que su esencia permanente. Para esto ideó su teoría de que las cosas, todas, están compuestas de materia y forma, el hilemorfismo.
Simplificadamente, la materia es la diversidad, las diferentes substancias con lo que la totalidad de lo existente están hechas. Esto puede cambiar. La forma es lo que algo es en sí, lo que se mantiene a pesar de los cambios que lo que sea pueda sufrir. Y aquí se puede utilizar esta filosofía para comprender algo la creatividad artística de la imagen. Los pintores desde siempre han manejado su materia, sus óleos, sus pigmentos, sus lienzos y sus pinceles para crear. Cambiaron el mundo cuando representaron lo que éste era, así, desde su más absoluta inexistencia física anterior. De este modo compusieron lo que veían, y lo que sintieron además, y todo esto con su genial y humana -natural- acción artística.
Pero, luego, cuando ya la evolución, la mutabilidad de las cosas del universo del Hombre, fueron transformando sus instrumentos creativos, aquella esencia formal se mantuvo. Se podía continuar manejando la materia, aunque ahora era otra materia, también ésta susceptible de criterios creativos. Porque la forma, esa plasticidad cerebral del ser humano, seguirá manteniendo la idea, la conciencia, la majestad de la excelencia de lo creado, de lo que resulta, finalmente, una sensación emocional provocadora, que es lo que es el Arte. Con ello se sigue y seguirá componiendo Arte. Sin embargo, posiblemente ahora la exigencia a la emotividad, a la sorpresa, a la fascinación y a la belleza, sea mayor cada vez, ya que la simplicidad creativa de los sofisticados medios técnicos deba así ser compensada con una mejor originalidad y sutileza de la creación. Con una ahora especial capacidad de los creadores para continuar haciéndonos emocionar con las composiciones artísticas e ideográficas de lo visible.
(Fotografía Retrato, de la fotógrafa holandesa Desiree Dolron; Óleo del pintor norteamericano Robert Henri Cozad, 1865-1929, Retrato; Fotomontaje del creador norteamericano Josh Sommers, 2009; Pintura del genial Dalí, La tentación de San Antonio, 1946, Museo de Bellas Artes de Bélgica, Bruselas.)


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