Corramos un tupido velo sobre la entrada anterior y vamos a lo que se espera de este blog. Hoy voy a hablar de la reciente actualización de Superman: la película El hombre de acero. Como ya sabéis los que conocéis este sitio, no voy a hablar de si son posibles los poderes de un kryptoniano. No. Una de las cosas que me ha llamado la atención de esta peli, lo suficiente para comentarla aquí, es algo más sencillo.
Sin revelar la trama (aunque lo más básico es conocido por todo el mundo), una expedición científica encuentra una nave alienígena (kryptoniana, por supuesto) el el Ártico. Uno de los personajes dice que el material de la nave contiene un elemento que no existe en la tabla periódica, lo que revela su origen extraterrestre.
Bueno, vamos a repasar algunos conceptos básicos de la química del colegio. La tabla periódica recoge todos los elementos químicos conocidos, ordenados por su número atómico. Este número atómico, corresponde con el número de protones del núcleo, e identifica un elemento químico. Cuando Dmitri Mendeléyev elaboró la primera tabla periódica, existían huecos que correspondían a elementos químicos aún no descubiertos. Con el paso del tiempo, el descubrimiento de nuevos elementos ha rellenado esos huecos, e incluso se ha ampliado con elementos sintetizados, no presentes en la naturaleza. A día de hoy, la tabla tiene 118 elementos, sin huecos, siendo el último elemento el ununoctio (Uuo).
Así que un elemento nuevo, necesariamente tiene que tener un número atómico mayor. Como ya comenté hace tiempo, los elementos por encima de los transactínidos (con número atómico mayor que 103) son inestables y de vida media muy corta. Cierto que podría existir una isla de estabilidad de elementos superpesados, pero lo que esperan los científicos es que esos elementos sean más estables que sus compañeros, y no se desintegren en cuestión de segundos. Es decir, sería un elemento radiactivo, con una vida media más larga, pero igualmente inestable, de forma que con el tiempo iría desapareciendo. No digamos tras miles de años, que es lo que se supone que lleva la nave kryptoniana en el Ártico.
Pero lo que más me llama la atención es esa tendencia a asociar lo alienígena a "elementos fuera de la tabla periódica". La tabla periódica no es un compendio de elementos terrestres, sino de elementos a secas. De hecho, varios de ellos (la mayoría de los transuránidos) no existen de forma natural en nuestro planeta, y han sido creados por el hombre. En realidad, el descubrir un elemento nuevo en una estructura artificial, lo que indicaría es que alguien ha descubierto la isla de estabilidad, y ha sintetizado un elemento nuevo en cantidad suficiente. Podría ser tanto una civilización alienígena como un laboratorio secreto.
También es curioso que cuando la trama necesita algún tipo de material novedoso o con propiedades extrañas, siempre se recurre a un elemento nuevo. En realidad, los avances en materiales se producen normalmente por la nueva combinación de elementos ya conocidos, no por el descubrimiento de elementos nuevos (que de momento, son bastante póco útiles debido a su corta vida). Tenemos por ejemplo el kevlar, conocido por su uso en chalecos antibalas, o al teflón, que a todos os sonará de las sartenes. Ambos materiales son polímeros, esto es, compuestos orgánicos. Los elementos que los componen son viejos conocidos: carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fluor. Lo que da al material sus deseadas características es la disposición de los elementos, no la presencia de elementos exóticos.
Y también podríamos jugar con aleaciones o cerámicas. En ese aspecto, el irrompible adamantium de los cómics Marvel es una aleación, no un elemento nuevo, lo que lo hace un poco más verosimil (hasta que hay que explicar como meterlo en los huesos de Lobezno). Una honrosa excepción en el tópico de «los materiales con propiedades extraordinarias, son elementos químicos desconocidos».