El hombre de blanco

 
Me cuesta un poco no dedicar el post al autor, el genial germano-americano Lyonel Feininger. Ni siquiera la Madonna de Munch, mi cuadro idolatrado, el que, si tuviese que elegir alguno, colgaría frente a mí el resto de mis días, consiguió cautivarme al punto de dedicarle una entrada exclusiva. Qué es lo que me atrae hasta tal punto de este cuadro? Algo que tiene que ver con la desestructuración del arte que supone el propio Expresionismo, al igual que el cubismo, al que el autor se adhiere. O la Bauhaus, admirada como pocas corrientes por el que suscribe.Porque la mirada nos atrae y satisface, nos lleva a la pregunta, no verbal, saber quién es el hombre elegante y delicado que pasea, enorme, fumando en su pipa a juego, vestido a la moda elegante de los años del inicio del siglo pasado, hace más de 100 años. Un hombre que hoy no llama la atención. Encorvado y altivo, frente al bajo, orondo, burgués que anda igualmente elegante atrás, abajo, peor. Los rascacielos que comienzan a decorar Nueva York, París o Madrid en ésa época, aunque nada que ver con lo que se ha hecho en la propia metrópolis norteamericana, o en Asia, son desproporcionadamente grandes para el tamaño del hombre, para las dimensiones hasta entonces manejadas. Sin embargo, nuestro conocido hombre de blanco pasea, mayor que todos ellos, altivo, delgado, ágil, fuerte. Pasea iluminado en una de las peores salas del Museo Thyssen de Madrid. Ahí podéis verlo.Quien demonios es? Quien es el Hombre de Blanco?