The wicker man (Robin Hardy, 1973. Gran Bretaña): un thriller extraño y bastante poco común sobre un policía, puritano a más no poder, que llega a una pequeña comunidad rural situada en una pequeña isla escocesa para investigar la desaparición de una niña y que pronto descubrirá que los lugareños forman parte de una secta y realizan ritos medievales paganos, liderados por el gran Christopher Lee en uno de sus trabajos más aplaudidos. Film de gran culto en las islas aunque casi completamente obviado por estos lares (nunca se estrenó en cines y sólo existe una versión doméstica desde hace un par de años), hace gala de una extraña atmósfera, casi podríamos decir que pasota o desenfadada, sin seguir los parámetros y convenciones del género, de ahí su carácter cult. El final, con el protagonista atrapado y a punto de ser quemado vivo mientras reza, es aterrador. Con guión de quien escribiera las novelas y adaptaciones de Frenesí (Alfred Hitchcock, 1976) y La huella (Joseph L. Mankiewicz, 1972). Nicolas Cage protagonizó, en 2006, un más que decente y absorbente remake, especialmente si no se ha visto el original.