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El hombre Machín

Publicado el 02 enero 2019 por Trescuatrotres @tres4tres

Hay entrenadores destinados a dejar poso. Yo, que no soy muy dado a las idolatrías, he de admitir que cuando Machín habla, escucho. Y lo hago porque en su discurso suele haber enseñanza. Hay comedimiento, educación y respeto, algo que ya quisieran muchos, entre los que me incluyo. Sabe decir las cosas. Las dice de forma directa, sin esconderse, pero de una forma en la que no señala acusadoramente sino tendiendo la mano que ofrece una segunda oportunidad, eso sí, exigiendo que se aproveche. Aunque como entrenador está corroborando una gran capacidad e inteligencia, también quiero quedarme con Machín, el hombre.

Repasando su trayectoria podemos comprobar como su carrera como futbolista quedó pronto cercenada por una grave lesión. Llegó a jugar dos años en el lateral derecho de un Numancia que, en aquella época, militaba en Segunda División B.

Como primer entrenador debutaría en el mismo Club Deportivo Numancia al que lideró desde 2011 hasta el 2013, logrando resultados discretos en la Segunda División. Pero sus mayores logros hasta la fecha se produjeron en el Girona Fútbol Club. A finales de la temporada 2013/2014, es fichado para salvar al Girona, en ese momento colista, del descenso a Segunda B. El Girona se salva en el último partido de aquella temporada. En las dos temporadas siguientes, siendo el Girona uno de los presupuestos más ajustados de la categoría (en la temporada 2014/2015 era el segundo menor), el equipo juega las promociones de ascenso siendo eliminado por el Real Zaragoza en el año 2015 y por el Club Atlético Osasuna en la temporada 2015/2016. A la tercera llega la vencida y el Girona sube por primera vez en su historia a Primera División de forma directa al quedar segundo clasificado en la temporada 2016/2017. Tras ello, su trayectoria es más reconocida, convirtiendo al Girona en uno de los equipos revelación en La Liga Santander 2017/2018 terminando en décimo lugar tras estar en la lucha por puestos europeos buena parte de la temporada.

El 28 de mayo de 2018, Pablo Machín ejecuta su cláusula de rescisión que le desvincula del Girona y ficha por el Sevilla Fútbol Club en una apuesta del club andaluz por un perfil de entrenador que ya en el pasado le dio éxitos: joven, trabajador y con ambición. Hoy en día se puede decir que no se equivocaron en la planta noble de Nervión. Joaquín Caparrós supo atraerlo y después vendérselo a la afición.

Una de las claves por las que no fue difícil el asentamiento del entrenador en el club y entre sus aficionados está directamente relacionada con la temporada anterior y los mayúsculos fiascos de Eduardo Berizzo y Vincenzo Montella. Entre ambos, destruyeron la sensación de equipo trabajado, de ideas claras y ambicioso, que habían dejado las más o menos afortunadas experiencias con los entrenadores anteriores, el bueno de Unai Emery y el inclasificable Jorge Sampaoli.

Aun así, y siguiendo la tradición de la afición sevillista con sus entrenadores a posteriori exitosos (y esperemos que se cumpla también con éste), a Pablo Machín se le pita tras los partidos ante el Villarreal, empate, Betis y Getafe, derrotas. Anteriormente se había ganado el crédito con su aseada clasificación a la Europa League tras tres previas. Probablemente eso tuvo que ver en la poca trascendencia de esos pitos, eso y que enseguida el equipo comenzó a ganar hasta el punto de haber estado liderando la clasificación de la Liga hasta en dos ocasiones en las jornadas octava y decimotercera. Hoy sigue tercero, a cinco puntos del liderato.

A nivel deportivo Machín ha demostrado ser un tipo listo. Es un entrenador que cree en su sistema de tres centrales y carrileros largos que generen superioridades en diversas zonas del campo y surtan de balones a un delantero fuerte. Pero supo adaptarse y, probablemente las bajas le ayudaron, logró que el equipo funcionase retrasando la calidad para dar entrada a un segundo delantero de características muy lejanas a sus preferencias, el pequeño gran delantero Wissam Ben Yedder. Con su entrada, Franco Vázquez y Ever Banega retrasan sus posiciones y comienzan a tener mucha más relevancia con el balón. Banega, además, se convierte en el mayor recuperador de la Liga. Machín, el entrenador, tiene inteligencia adaptativa, es valiente y suele acertar. Esto funciona como una gran garantía. Su equipo lo agradece compaginando solidez, seriedad, presión y gol.

Pero de Pablo Machín destaco la faceta menos deportiva. Esa en la que toca permitir que las cámaras de La Liga, curiosas hasta el extremo, entren en los vestuarios. Esa en la que toca responder a preguntas no relacionadas con su equipo por la miopía del periodista de turno, que sigue pensando que en Sevilla se puede preguntar por el Madrid o el Barça cuando no toca. Esa en la que sabe manejar los tiempos de exigencia de más y más a la directiva en aras de apuntalar un equipo que está respondiendo por encima de sus posibilidades.

Cada vez que le veo hablar, le escucho. No sé como lo hace, pero capta mi atención. Le dijo al "Mudo" Vázquez que era un inconsciente y vi como el, en todos los sentidos, soberbio jugador agachaba la cabeza. También atizó al capitán Gaby Mercado. Pero lo hizo con respeto y él recibió lo mismo. Los jugadores le escuchaban. Supo ver la virtud del esfuerzo de los demás y se centró en ello, te doy el toque, pero no me regocijo. Me gustan las personas así. Lideran grupos sin necesidad del golpe encima de la mesa o del exabrupto en los medios. No necesitan iniciar guerras mediáticas ni con colegas.

Cada vez que le veo pedir, le escucho. Los que seguimos al Sevilla Fútbol Club sabemos que el principal precio que se pagó con los cambios en la Dirección Deportiva y la entrada de Caparrós, Carlos Marchena y Paco Gallardo fue la de no poder completar la plantilla. No se cubrieron todas las necesidades de ésta. A día de hoy, jugadores como Banega, Sergi Gómez o Sarabia lo han jugado casi todo, y eso, a la larga se paga. Machín lo sabe bien y no ceja en su empeño, no para de apretar porque sabe que está ante una gran oportunidad de realizar una temporada histórica. El grupo cree en él, el club cree en él y estoy seguro de que no soy el único aficionado que cree en él.

Y creemos porque es un tipo normal con un carisma mucho mayor al que expone, porque es un tipo listo que ya sabe que Ben Yedder es su delantero titular y que sabe que Banega necesita más escuderos. Y que Escudero necesita más competencia. Y que la competencia de Navas es Promes que puede ser un carrilero letal. Y que, si la directiva está a la altura, esto promete.

Yo creo en Machín porque cuando habla, no sé cómo, logra que le escuche.

Fuente portada: efe.com


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