No quiero ni pensar en la de lecturas que tengo pendientes pero PEOR es la cantidad de reseñas que están esperando! Pero claro... leer es "fácil" escribir, sobre lo que lees ya no lo es tanto! A pesar de ellos, todo se andará... ya veréis que verano nos espera :)
Por culpa de Laky tengo el libro, nos habló en su blog sobre él y cuando salió como flash lo compré, quizá no lo habría leído tan pronto pero como luego organizó una lectura conjunta y simultánea... ya fue la excusa perfecta para leerlo y reseñarlo! Y para eso estamos hoy aquí, ¡para que os cuente qué me ha parecido!
Entonces, basta de charla, let's go!
SINOPSIS
¿A quién le escribirías la última carta de tu vida?El testamento de un escritor de novela negra empuja a su viuda, a su hija y a una antigua novia irlandesa —a la que abandonó años atrás sin explicación alguna— a convivir un verano en su casa de la playa junto a un taller de bicicletas en la costa mediterránea.
Hay novelas que no se pueden contar, ni tan sólo describir, porque sería como explicar un beso antes de darlo. El hombre que arreglaba las bicicletas es un verano en algún lugar de nuestro imaginario.El autor consigue contagiarnos su particular modo de ver el mundo; un lugar en el que se escucha cada palabra, se atiende a cada gesto, y donde cada momento que compartimos con alguien cuenta.MI OPINIÓNEl hombre que arreglaba las bicicletas no es un título que a priori me llame mucho, quizá sí para comprarlo porque me dejo llevar más por el argumento del libro que por otras cosas pero luego me hubiese costado más leerlo. La portada en cambio, me encanta, tiene un aire de tristeza, de melancolía, que me atrae.
¿Y qué hay detrás del título y la portada? La historia de tres mujeres unidas por el vacío de un hombre.
La muerte de un escritor y la posterior lectura del testamento propicia que en una misma casa acaben conviviendo su viuda, su hija y un amor del pasado, una mujer que le marcó a lo largo de su vida y que a su muerte no podía faltar. ¿Os imagináis la situación? Porque a parte de la sorpresa, incomodidad, tensión inicial... luego quedan las preguntas, el que pasó, por que ocurrió todo, la búsqueda de una explicación que permita reconstruir de nuevo la vida a partir de ese punto.Es una novela rápida de leer, en un par de días la tenemos terminada, con capítulos cortísimos que hacen que avancemos aún más rápido pero no podemos confundir esto con un ritmo rápido, todo lo contrario. Es una novela que se entretiene en los detalles, en los sentimientos y pensamientos de cada uno de los personajes y que avanza despacito, mezclando pasado y presente, rellenando los huecos que nos van quedando para terminar en un final que nos llega a sorprender, convirtiendo a la novela en algo redondo, que no deja cabos sueltos.
Así pues, la novela de Gil Cheza nos cuenta una historia de amor, de secretos y recuerdos que perduran a lo largo de una vida, donde comprendemos que muchas veces el presente es consecuencia de un pasado que no pudimos decidir y que otros eligieron por nosotros.
El error del escritor -cuya muerte afecta a las tres mujeres- es pensar que la vida es como un libro y que se puede controlar hacia donde se dirige cada uno de los personajes, sin tener en cuenta que muchas veces aquello que creíamos que pasaría no tiene nada que ver con la realidad y que por haber actuado hemos modificado un futuro que podía haber sido mejor, pero quién sabe realmente qué hubiera sido de cada uno.Como podéis ver, se tratan temas bastante cotidianos con los que hasta cierto punto podemos sentirnos reflejados, excepto quizá en lo de alojar a un antiguo amor de tu marido en casa ya que eso lo veo un poco difícil, pero en cambio sí podemos entender los sentimientos que su aparición comporta.
La novela está relatada en tercera persona por un narrador omniscente y en ella podemos disfrutar de un lenguaje sencillo, cuidado y cercano, con las palabras justas, sin perdernos en largas descripciones pero creando un marco adecuado donde desarrollar la historia o historias, porque aunque todo parece que gira en torno a un triángulo central también paralelamente sigue la vida de la hija que debe afrontar la pérdida de su padre y los problemas que de por si comportan los dieciséis años.
A pesar de ser una novela corta, alrededor de 250 páginas, los personajes están bien perfilados y una vez aceptamos que están conviviendo juntos, entendemos qué les mueve a actuar y a pensar de la forma en qué lo hacen.
Me ha parecido muy interesante la sutil crítica que encontramos sobre la salvaje explotación urbanística de zonas costeras que venimos padeciendo a lo largo de los últimos años, donde todo estaba permitido y a golpe de talonario se destruía cualquier paraje.
Para finalizar, decir que es una novela que engancha desde las primeras páginas -a pesar de encontrarnos un poco perdidos al empezar-, es entretenida y nos deja un buen sabor de boca cuando la terminamos.
El hombre que arreglaba las bicicletas es la segunda novela del autor, la primera: La lluvia es una canción sin letra está ya en mi wishlist ya que a parte de haberme gustado ésta, también ha recibido muy buenas críticas y seguro que en un futuro, acaba cayendo en mi Ipad.