Es un investigador privado especializado en la búsqueda de burdeles ilegales. Su trabajo consiste en reunir pruebas de los establecimientos que "venden sexo" haciéndose pasar por un cliente. En realidad, tiene que usar algunos de los "servicios" que ofrecen con el fin de recoger esas pruebas.
Empezó este trabajo después de retirarse de su antiguo empleo, como algo para mantenerse ocupado. Asegura que no pagan mucho, pero sin duda, es la envidia de muchos hombres.
"Estoy seguro de que soy la envidia de un montón de chicos por mi manera de ganarme la vida. Me pagan por hacer algo que la mayoría de la gente paga por tener. Pese a todo, la mitad de las veces no se llega al sexo y no pasa de los preliminares. No es el típico trabajo de nueve a cinco, de lunes a viernes. No hay limitaciones de tiempo, y nunca me he sentido amenazado por mi seguridad."
El empleo surgió después de que una importante empresa australiana perdiese una batalla legal en contra de un "salón de masajes", cuya larga investigación, les costó más de 100.000 dólares. El tribunal no aceptó las pruebas aportadas, por lo que decidieron crear este empleo para evitar perder en futuros casos. Ahora muchas empresas y particulares contactan con la empresa gracias a los buenos resultados de John.
John asegura que no siempre los negocios a los que investiga resultan ser burdeles encubiertos, y que muchas veces no le ofrecen este tipo de servicios. No se debe ir con la mentalidad negativa, pensando que todos son negocios ilegales.
Puede que un futuro cercano se hagan diferentes adaptaciones o modificaciones en la ley en lo que respecta a estos asuntos, pero John espera y desea que su empleo dure cuanto más mejor.