Era un hombre cualquiera.
Una mañana fue a trabajar como cualquier otra. Nada hacía presagiar algo diferente que ese día le despidieron.
- Ya sabe usted, la crisis, los ayuntamientos no nos pagan…
- Pero… ¿por qué yo?… ¿a mi edad? No me pueden hacer esto…
- De verdad que lo sentimos, pero no tenemos otra alternativa.
Y probablemente lo sentían, pero ni él ni nadie de su entorno le habían prevenido. A los 45 años, solo y sin trabajo, quedó abatido.
Tras 25 años en la misma empresa, no sabía hacer otra cosa que lo que hacía para ellos. ¿Y qué hago ahora?
- No se preocupe, puede buscar empleo, muchos lo encuentran.
- Pero.. ¿dónde lo hago? ¿cómo lo hago?
- Pues no se… pregunte…
Buscar empleo siempre había sido algo ajeno a él, porque nunca pensó que pudiera verse en esa situación.
¿Cómo se hace? Pasó varias semanas mirando anuncios en el periódico, incluso fue a alguna entrevista de trabajo… pero nada. Si ni siquiera sabía qué buscaba ¿cómo lo iba a encontrar?
Un día fue a una entrevista… ni siquiera recuerda cuál era el puesto. Entonces el entrevistador, tras observar su mirada pedida, su voz temblorosa y su evidente nerviosismo le dijo:
- Debería usted centrarse. No puede acudir a todas las entrevistas de trabajo
- Sí… gracias… se lo agradezco… es que verá….
- Le entiendo perfectamente. Entrevisto a decenas de personas todas las semanas y no es usted el único que se encuentra perdida. Nadie nos ha enseñado a esto, ¿verdad?
- Pues no. no pensaba que me fuera a tocar a mí. Ni siquiera se por dónde empezar
- No se preocupe, si sigue usted de forma correcta una serie de técnicas no le resultará tan difícil.
- Si pero hay muchos como yo…
- Efectivamente los hay, pero por desgracia muy pocos saben cómo hacerlo, y le aseguro que para ellos sí hay posibilidades.
- De acuerdo, dígame…
… y escuchó….