El cine mexicano sigue siendo una fuente inagotable de sorpresas para el aficionado al género fantástico en general y al cine de terror en particular. Su fascinante manera de combinar los elementos sobrenaturales con la realidad más espartana es una extensión de su propia cultura, donde el culto a la muerte, los mitos y las leyendas tienen un peso específico en el día a día de su gente, con lo cual no es extraño que sus directores (sobre todo en los cincuenta y sesenta) no duden en crear mixturas cinematográficas que, sin ningún rubor, combinan los elementos extraños y las situaciones imaginativas con dosis de terrenales preocupaciones, realizando películas que, dejando aparte sus evidentes limitaciones presupuestarias y ciertas dosis de inocencia argumental, sorprenden por tener unas personales e intransferibles señas de identidad. El film que recientemente he tenido el placer de visionar y que hoy ocupa el post de El Terror Tiene Forma, es una buena muestra de lo anteriormente escrito, siendo, no obstante, una película que por sus particularidades se aleja un poco de los parámetros habituales en las producciones de este país, pero que confirma la validez de una propuesta que no por localista, deja de ser sumamente atractiva e interesante
La película en cuestión se titula El hombre y el monstruo, fue realizada en el año 1959 y su director es el conocido Rafael Baledón (1919-1994), un director todo terreno, que siempre ha mantenido un nivel más que digno en toda su carrera. La película se nutre de una historia escrita por Raúl Zenteno que fue adaptada para el celuloide por Alfredo Salazar, la sinopsis es la siguiente:
Samuel Magno (Enrique Rambal) es un pianista / compositor que ha alcanzado el éxito gracias a un pacto con el diablo, pero el pacto realizado tiene un alto precio, cada vez que interpreta un tema al piano, el músico se convierte en un monstruo ávido de sangre. Ignorando esta situación su joven alumna Laura (Martha Roth) se prepara para realizar su recital de presentación, depurando su técnica al piano guiada por el maestro. El periodista Ricardo Souto (Abel Salazar), se presenta en la casa para realizar una entrevista al maestro y a la joven promesa. El recibimiento no es nada cordial y la madre de Samuel le invita, bruscamente, a abandonarla. Al día siguiente Laura visita al periodista y le explica el miedo que siente en esa casa, pero que por respeto y cariño hacia su maestro, no puede abandonarlo. Por la noche Ricardo decide colarse en la misteriosa casa, descubriendo el cadáver momificado de una mujer que sujeta una extraña partitura, sin pensarlo dos veces roba el manuscrito y abandona el lugar. A partir de ese momento el horror se manifestara en toda su plenitud.
El hombre y el monstruo es un hábil replanteamiento de El Dr. Jekyll y Mr. Hyde y del mito del hombre-lobo, que se aleja de las constantes vitales del cine de género mexicano; evitando muchos de los tópicos inherentes en estas producciones (el humor o las situaciones algo forzadas y por consiguiente poco creíbles), la película apuesta por un ejercicio soberbio de cine clásico, absorbiendo todos los cánones del cine gótico americano y europeo, Baledón plantea, con un ritmo pausado pero intenso, una historia absorbente, precisa, solemne y a ratos conmovedora, que reúne en su metraje muchas virtudes y algún que otro defectillo, pero que ante todo, superando hábilmente el poco presupuesto, es un pedazo de película que no deja indiferente y que supone un más que notable trabajo de artesanía cinematográfica digno de tener en cuenta.
El argumento tiene un poco de todo, pasión, ambición, traición, terror y, por supuesto, una maldición, estos elementos son afines a cientos de películas y por sí solos no aseguran una mixtura exitosa, pero la ejecución visual, la magia y el cuidado con el que Baledón y su equipo afrontaron la producción, ofrece al aficionado innumerables aristas a las cuales aferrarse en el momento del visionado; cada secuencia está planeada y ejecutada con precisión, logrando que cada fotograma sea, por sí mismo, una especie de cuadro o fotografía preñada de claro-oscuros y ángulos muertos, que delimitan la historia que se está contando, que asegura la intensidad y profundidad de los personajes y que expande una sensación de inquietud y un aura insana, que cubre todo el metraje como una mortaja.
Como ya he comentado la película no se sale de los parámetros más formales del cine gótico clásico, por lo tanto otros elementos normalmente relacionados al fantástico con origen mexicano, son en esta película apartados en aras de una narración más seria, que sin distracciones argumentales o subtramas ingenuas, se beneficia de un tempo constantemente "in crescendo" y sitúa al espectador en medio de una historia asfixiante, llena de drama, decadencia y terror; muchas son las secuencias memorables, pero puestos a ensalzar una de ellas yo me decanto por el flashback, que explica cómo Samuel vende su alma al diablo a cambio del éxito. Poderosa visualmente, esta escena es el compendio perfecto de lo explicado ya, una ejecución perfecta con un montaje que resalta, por encima de otra cuestión, las pasiones que dominan al personaje principal, el drama y el horror cogidos de la mano y mostrados sin contemplaciones.
Poco más voy a extenderme, El hombre y el monstruo es una pequeña joya a descubrir, los aficionados que gustan de este tipo de películas se sentirán como en casa, aquellos que no sean muy propensos a este tipo de cine, tendrían que hacer el esfuerzo por visionarla, pues en un momento en que el cine está más en manos de especialistas, en efectos visuales y digitales, que en verdaderos artesanos del medio, el oasis que estas películas regalan al aficionado, siempre es bien recibido.
Un saludo y cuidado con lo que deseáis.
Año: 1959 / Director: Rafael Baledón/ Productor: Abel Salazar / Guión: Alfredo Salazar, Raúl Zenteno / Fotografía: Raúl Martínez Solares / Música: Gustavo César Carrión/ Diseño de Producción: Javier Torres Torija / Maquillaje: Armando Meyer / FX: Juan Muñoz Ravelo / País: Mexico / Duración: 78m. / Formato: 35mm / Proporción: 1.33: 1 / B/N
Enrique Rambal, Abel Salazar, Martha Roth, Ofelia Guilmáin, Ana Laura Baledon, José Chávez, Maricarmen Vela, Carlos Suarez