Revista Talentos

El huerto de las ranas

Por Majelola @majelola

El huerto de las ranas

Fotografía: Wilco van der Laan 


Y volvieron. No estaba yo muy segura, pero un día, entrada la primavera, aparecieron otra vez en el huerto que lleva su nombre. Las miro desde la ventana de mi estudio, a veces cojo los prismáticos, porque mi vista no da para más. Me encanta y me transmite alegría verlas chapotear de un balde al otro, en apariencia satisfechas. 
Les tengo puestas plantas depuradoras, unas lentejas de agua que tomé de la dehesa en uno de nuestros paseos. Con apenas un puñadito se llenó toda la superficie del agua en pocos días. Son unas hojitas diminutas, como cabeza de alfiler, de un verde vivo. Les procuran sombra a los anuros y bajo ellas se esconden. 
El huerto de las ranas se llama así desde que llegó la primera, hace dos o tres años. Ahora hay dos, y antes eran tres. Paco les instaló "terrazas" para que tomen el sol, algo que les encanta, rodeadas de  plantas aromáticas y hierbas culinarias: hierbaluisa, ruda, dos clases de cebollinos, tomillo, laurel, romero, albahaca, dos variedades de orégano, cinco de menta, mejorana, valeriana, eneldo, hinojo, rúcula, perejil, perifollo, lavanda y también fresitas salvajes, todas repartidas en cuatro sectores divididos por un enlosado en forma de cruz, y que tiene en el punto de intersección un círculo de mosaico que representa el símbolo del Yin-Yan. En una esquina del muro hay dos hoteles para insectos —así los llaman—, en espera de alguna abeja solitaria que se instale allí; o quizá aniden las mariquitas, eso estaría bien. Contra el muro contiguo se apoya un banco de alocado diseño, reciclado con hierro y tablones por Paco. Algunas noches de verano me instalo allí con una taza de té y aspiro  el aroma de las mentas recién regadas. 
Visitan el huerto lagartijas, gorriones, mirlos, urracas, tórtolas y otros pajarillos de colores que no identifico. Las flores de la rúcula y de la lavanda gustan a las abejas y a las mariposas, que terminan de convertir la gran ventana en un mirador delicioso y bullente de vida. 
Pienso que algo he debido de hacer bien para que me sea dado disfrutar de este regalo a los sentidos y al espíritu. Sí, algo he debido de hacer bien, aunque solo sea sentir admiración y gratitud. 
Mariaje López© Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.

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