Me pasa cada vez que señalo alguno de los muchos defectos que tiene la actual normativa de producción ecológica. Siempre hay alguien que, con más o menos educación, me replica que como me atrevo a criticar la agricultura ecológica, si nunca han probado tomates tan buenos como los que se hacían en el huerto de su abuelo. Parece muy extendido el mito que existe una organización secreta, una especie de colegio invisible de abuelas que se dedica a cocinar de forma insuperable y una coordinadora internacional de abuelos que se dedica a la horticultura. Y por algún tipo de extraña conexión que se me escapa, estos abuelos serían los responsables de la producción ecológica. El problema es que la producción que hacía tu abuelo nada tiene que ver con la agricultura ecológica. Es más, si tu abuelo hubiera intentado vender sus lechugas con el sello ecológico le hubiera caído un multazo. Solo puedes vender algo como “ecológico” si te rascas el bolsillo y solicitas el sello a alguna agencia de certificación (pública o privada). Estoy seguro que en tus recuerdos, y en la realidad, todo lo del huerto de tu abuelo estaba buenísimo, porque tal como lo recogía te lo comías y estaba en el punto exacto de maduración. Haz memoria, seguro que en el cobertizo, junto con las hoces, azadas y rastrillos tenía una extraña mochila con una manguera y una palanca que utilizaba para pulverizar. Tu abuelo, como cualquier agricultor, también tenía que vérselas con los hongos y los insectos
Al revés también pasa. Muchos productores ecológicos tratan de hacerte creer que lo que se vende bajo su sello viene a ser como si lo hiciera tu abuelo, pero otra vez, nada más lejos de la realidad. El grueso de la producción ecológica se debe a grandes explotaciones. Concretamente, el mayor productor ecológico europeo es el Príncipe Carlos de Inglaterra, que no es abuelo de nadie, aunque ahora que se le ha casado el hijo no creo que tarde. Aún así, no me lo imagino yo con la azadita en el huerto ni pulverizando con la mochila todos los días (algún día, y delante de los fotógrafos, puede que si). No es muy diferente de lo que pasa en España. La mayoría de la producción se la debemos a agricultores que en función del año y de los precios solicitan o no la certificación. No me extrañaría que la mayor productora fuera la duquesa de Alba, puesto que es la mayor empresaria agrícola. Sigo insistiendo, si que es abuela, pero como que no me la veo en el huerto cogiendo los tomates uno a uno y menos ahora con todo el jaleo que tendrá por el tema de la boda. Si piensas que la producción ecológica se basa en pequeños agricultores que distribuyen sus productos en mercadillos o de puerta en puerta, solo ves una parte del tema. Estos, que existen, solo son responsables de un porcentaje mínimo de la producción ecológica total. Además tienen los problemas de emitir mucho más CO2 y ocasionar más problemas de seguridad alimentaria. De hecho, ellos mismos están más interesados en la captación impúdica de subvenciones que en alimentar a la población. Por lo tanto, no confundas los buenos recuerdos de tu infancia en el huerto de tu abuelo con la producción ecológica. No tiene nada que ver.
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