El huevo eterno

Julia, una joven ejecutiva en viaje de trabajo, visiona en el avión un documental poco convencional que revela detalles de su vida privada y de un futuro apocalíptico.

Sumida en profundo sueño se despierta frente a dos hombres increíblemente viejos -Arpa y Net- que la reclutan para la lucha final entre el bien y el mal.

Pronto se da cuenta de que la lucha existe, pero los ancianos son los malos.

Debe emprender, junto con su novio Fermín, una huida que los lleva por diversos escenarios poco acogedores.

Los ancianos son una copia digital de sí mismos almacenada en una piedra muy, muy pesada, en la que han sobrevivido gracias a la ayuda de sicarios que les han hecho el trabajo sucio en el mundo analógico.

La piedra les da un poder enorme, pero la eclosión de la computación cuántica amenaza su superioridad.

Para mantenerla, no dudan en destruir el mundo pero solo pueden hacerlo si consiguen que Julia se doblegue a sus designios.

Julia tendrá literalmente en su mano el destino de la Humanidad. ¿Conseguirá engañar a los genocidas? ¿Tomará la decisión correcta? ¿Sigue siendo el latín una lengua vehicular?

En esta novela el lector encontrará referencias literarias e históricas, humor, aventura y ficción científica con delicados toques gore.

Es una narración con saltos temporales que han sido los más complicados de encajar en la trama, aunque creo que lo he conseguido. He tenido que recurrir a algunos trucos literarios de perro viejo, del tipo de "manuscrito encontrado...", pero es que la trama se desarrolla a lo largo de casi doscientos años y no puede haber un solo narrador. Lo más fácil ha sido reírme de algunos demonios personales; con esta novela he saldado algunas cuentas pendientes y, lo que es más importante, creo que sin molestar a nadie. Sobre el autor

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