Viernes 1 de Enero de 2016
Una imagen de la Nebulosa Omega, captada por el Very Large Telescope (VLT) de ESO, es una de las más nítidas de este objeto jamás obtenida desde tierra. Muestra las polvorientas partes centrales de color rosa de esta conocida cuna estelar, revelando extraordinarios detalles en este paisaje cósmico de nubes de gas, polvo y estrellas recién nacidas. El colorido gas y el polvo oscurecido de la Nebulosa Omega son la materia prima para la creación de la siguiente generación de estrellas. En esta zona concreta de la nebulosa, las estrellas más nuevas de la escena, de un brillo deslumbrante y un reluciente color blanco azulado, iluminan todo el conjunto. Los lazos de polvo de aspecto humeante de la nebulosa se recortan sobre el fondo de gas incandescente.
Los colores rojizos dominantes, que se extienden por esta parte en forma de nube, surgen del hidrógeno en forma de gas, el cual brilla bajo la influencia de los intensos rayos de luz ultravioleta que emanan de las jóvenes estrellas calientes. La Nebulosa Omega ha tenido muchos nombres, dependiendo de quién, cuándo y qué se creía estar observando en cada caso. Estos otros nombres incluyen el de la Nebulosa del cisne, la Nebulosa de la herradura e incluso la Nebulosa de la langosta. El objeto también fue catalogado como Messier 17 y NGC 6618. La nebulosa está ubicada a una distancia de 6.500 años luz en la constelación de Sagitario (El Arquero). Objetivo popular entre los astrónomos, este campo de polvo y gas iluminado se clasifica como una de las cunas de estrellas masivas más joven y más activa de la Vía Láctea.
Fotografía OriginalCrédito: ESO