Clasificación de
los seres vivos
La historia de la taxonomía
Linnaeus y la edad de la exploración: taxonomía y el
sistema binomial
Contexto histórico de la taxonomía Linneana, la
competencia de los imperios
La historia natural, una ciencia de coleccionistas
Sistema binomial
Taxonomía de Linnaeus, un sistema basado en rangos
incluyentes
Descubrimiento, reglas para la definición de un nombre
taxonómico Linneanus
Taxonomía y los rangos clásicos, posterior a Linnaeus
Los primates en la organización linneana
El impacto del sistema binomial
El reino de los microbios, una adición al sistema de
Aristóteles
Darwin, la evolución y la taxonomía
El impacto del sistema binomial
El
impacto del sistema binomial no tiene comparación, ya que este se sigue
empleando como el estándar para la nomenclatura de las especies aun cuando en
ciertos casos se emplean ciertas modificaciones y adiciones que lo asemejan a
un sistema polinomial. Sin embargo esto solo ocurre para variedades domesticadas
desarrolladas bajo domesticación.
Todas
las demás especies, fósiles o vivas reciben siempre como mínimo el nombre
binomial, como factura de su reconocimiento de existencia por parte de la
comunidad científica.
El
valor y estabilidad del sistema binomial como estándar de nomenclatura se debe
a ciertos factores:
Economía:
comparado con el sistema polinomial que lo antecedió, los nombres binomiales
eran más cortos y fáciles de recordar. De hecho, este sistema de nomenclatura
concordaba con la tradición para nombrar personas, en donde el patronímico
“nombre de la familia paterna” antecede al nombre específico de la persona.
Uso
amplio bajo un lenguaje común aceptable: un francés nunca toleraría que el
lenguaje internacional para la nomenclatura de los seres vivos fuera el inglés,
lo mismo podría decirse de un español con respecto a un francés etc. Debido a
los conflictos políticos se requería un lenguaje neutro, que pudiera ser
gobernado por reglamentos internacionales aceptables y aceptados por todos los
expertos. Este lenguaje fue el latín, la lengua de la iglesia y los académicos
desde hacía casi 1000 años. Aun cuando los conflictos de religión trajeran
consigo el rompimiento con roma, la tradición del uso del latín en contextos
académicos no se rompió ya que era la única manera en que autores de culturas
diferentes podrían comunicarse “un ejemplo fueron Linnaeus y José Celestino Mutis,
quienes no conocían las lenguas nativas de su interlocutor, por lo que debían
escribirse cartas en latín”.
Claridad:
los nombres binomiales al ser escritos en una lengua muerta, pero de amplio uso
por académicos permitía que, el nombre común dado en las diferentes culturas
fuera irrelevante, el nombre en latín designaría a la misma especie en Francia,
en Inglaterra, en España o en Holanda.
Unicidad:
una especie determinada debe tener solo un nombre, sin embargo en ocasiones es difícil
establecer los límites que separan a dos especies como en el caso del anillo de
especies. En los fósiles pueden ocurrir situaciones donde dos fósiles son muy
similares, y por falta de criterio reproductivo, los debates a cerca de la
nomenclatura pueden hacerse álgidos y una misma especie puede eventualmente
ostentar dos nombres. En tales casos tendremos un nombre sinónimo si se
demuestra que los especímenes pertenecen a una misma especie.
Estabilidad:
aunque lejos de ser absoluta, los principios que regulan la nomenclatura bilógica
como el principio de prioridad permiten que la cantidad de sinónimos para una
determinada especie sea mínima o nula. Por ejemplo, cuando las especies son
removidas de un género a otro (cosa que es más común de lo que se pensaría)
siempre se tiende a mantener el nombre específico y se altera solo el género.
Otro caso común es cuando se empiezan a encontrar más especies asociadas con
una sola especie en un género, en tales casos
la especie patrón es trasladada a un nuevo género, su nombre específico
se convierte en el nombre del nuevo género y las demás especies nuevas se
nombran en base a esta.
Desde
la perspectiva de Kuhn, el sistema binomial le proporcionó a la taxonomía un
lenguaje propio, con reglas claras, y al existir este, una comunidad científica
real pudo empezar un proyecto de ciencia normal en la que el conocimiento
pudiera crecer de manera predecible.
El
modelo Linneano como ya hemos dicho anteriormente se basa en dos factores, la
nomenclatura de Linnaeus y la taxonomía de Linnaeus. La taxonomía representa el
modo de agrupar las especies reconocidas y nombradas por la nomenclatura.
Debido a la anterior, la taxonomía puede cambiar mucho, muy rápido y de manera
radical, mientras que la nomenclatura cambia lentamente. En otras palabras,
aunque la taxonomía se construye gracias en parte a la nomenclatura, ambas
esferas son relativamente independientes.
Históricamente
la nomenclatura de Linnaeus ha sido muy estable, pero la taxonomía de Linnaeus “heredera
directa de la taxonomía de Aristóteles” comenzaría a echar agua bastante rápido,
gracias al invento de un holandés.
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