El artículo El imperio del sueño de Laura Tárraga es propiedad de Carmelo Beltrán.
La ironía del destino ha querido traer la casualidad de que estas líneas se tecleen justo un año después de la publicación de Infortunium, la bilogía autopublicada de Laura Tárraga, escritora que hoy protagoniza este espacio con su nueva obra: El imperio del sueño que llega de la mano de Nocturna Ediciones. Historia que me ha encandilado y que ahora toca disgregar.
El planteamiento de El imperio del sueño
Laura Tárraga plantea en El imperio del sueño una de esas historias que nos incita a pensar: ¿por qué demonios no se ha ocurrido a mí? Y nunca habrá mejor indicador de que algo te ha gustado que querer convertirte en su padre.
Así, El imperio del sueño refleja la historia de una realidad a la que nos estamos dirigiendo sin remedio. Un mundo en el que la creatividad, el arte y la ilusión son cada vez más oscuros. Soñar se ha convertido en el privilegio de unos pocos y otros, avispados emprendedores, lo han convertido en una industria.
Las noches se han tornado solo oscuridad. Las personas saben que las penumbras solo acogen la realidad. Descansar es algo baldío en el que el cerebro deja de funcionar. Lo onírico ha cesado en su actuar y por ello quienes tienen la capacidad de seguir invocándolo son tan importantes.
Se ha logrado la posibilidad de encapsular los sueños, venderlos y que sean otros los que los disfruten y de ello se ha hecho la mayor obra de arte posible. Aquellos que mantienen la capacidad de evocarlos se conocen como soñadores. Después de todo, ¿quién querría ver una película o leer un libro si puedes disfrutar de un sueño en primera persona?
La trama de la novela de Laura Tárraga
No obstante, todo lo comentado nos será ajeno en un principio. Tendremos la tarea de acompañar a Shoana, una joven de diecisiete años para la que la vida no ha sido fácil. Tiene una hija enferma de dos años fruto de una violación ante la que nadie la creyó. Realidad que tambaleó su vida, acabó con sus aspiraciones y la ató a traficar con sueños para poder alimentar a Niara.
Vive en la Zona Baja de una sociedad dividida en tres. La pauta la marca tu poder adquisitivo y las oportunidades de mejorar se reducen logarítmicamente conforme nos acercamos al lugar donde se encuentra Shoana. Con la carga adicional de un abuelo que se perdió en los sueños desde que su mujer falleció y el apoyo de un buen amigo, tendrá que sacar su vida hacia delante.
En su camino se cruzará Leiza. Una de las grandes estrellas del mundo de los soñadores. Copa portadas, disfruta de una existencia adinerada y relajada. Un espejismo alejado de las preocupaciones que no tardará en romperse en cuanto nos acerquemos.
La trama detonará ante la perspectiva de que se acerca el Imperio del Sueño, el mayor festival de soñadores del país. Leiza descubrirá de manera traumática que ya no puede soñar, por lo que la desesperación conseguirá que su camino se cruce con el de Shoana. Una relación que pronto superará la barrera de la profesionalidad y alcanzará la amistad.
Los prejuicios de la sociedad
Criar un niño nunca ha sido sencillo. Su llegada suponen un punto de inflexión. Un momento para el que hay que estar preparado. Shoana no lo estaba. Nadie puede hacerlo con quince años tras ser abordada en un callejón y marcada de por vida por las miradas cargadas de prejuicios de quienes nunca creyeron sus palabras.
Sin embargo, pese a que los ojos del resto hablen de irresponsable, el lector en ningún momento tendrá esta sensación. Verá una joven luchadora, fuerte, que no necesita a nadie y que es tan valiente que puede sobreponerse a cualquier realidad.
Ataduras y miedos
La fuerza de Shona tiene una cruz. La profundidad de este personaje es su mayor virtud y Laura Tárraga la conoce como la palma de su mano. Su bravura es incontestable, pero la edad también es un factor. Querrá a Niara con locura, más que a nada, pero habrá instantes en los que se plantee por qué está ahí, que se ruegue a sí misma por otra existencia, que mirará al resto de su generación con ojos acuosos al ver lo que ella nunca podrá llegar a ser.
Por ello habrá ocasiones en los que haga oídos sordos de su conciencia. Esa parte de su mente que considera que ciertos gestos no son de buena madre serán acallados cuando necesite escapar de sí misma.
Quién podría culparla.
Una obra contra la violencia machista
Laura Tárraga construye en El Imperio del Sueño un alegato contra la violencia machista. Su papel será fundamental en la novela. Vestirá las letras de reivindicación que pugnarán por terminar con una realidad que, por desgracia, continúa presente cada día en nuestra realidad.
Dos personajes enarbolarán este papel. Dos sombras que no conoceremos hasta bien avanzada la historia y que simbolizarán esta lacra.
En esta tesitura, la novela se quiere pronunciar ante la cínica costumbre de la culpubalización de la víctima. Construirá un alegato en su contra e invitará a la reflexión de todos los que en alguna ocasión lo han pensado. Enseñanza extrapolable más allá del ámbito de la agresión sexual o la violencia machista.
Luchará por hacer comprender que la víctima necesita el apoyo. Que tiene que ser creída y que bajo ningún concepto se puede atosigar su testimonio. Un mensaje claro y directo que llegará a quienes tengan la novela entre las manos.
El alcohol como camino de huida
Leiza es mi personaje favorito de la novela. Superficial al principio, esconde un desarrollo con el que todos podemos llegar a sentirnos identificados porque todos hemos sido ella en alguna ocasión. Somos personas que tenemos un verdugo particular que nos acecha cuando flaqueamos, que espera en la sombra para golpear cuando no podemos defendernos y que nos acuna entre cuchillas contándonos que no estaremos en ningún lugar mejor que a su lado.
El caso de Leiza es el alcohol, brebaje capaz de romper el cuadro de su vida y convertirlo en un mosaico que esconderá las chispas que nos permitan conocer la realidad de este personaje.
En esta realidad, toca hacer un brindis al cielo por un pensamiento que siempre he mantenido en la cabeza. Todos merecemos una persona que nos salve. Ninguno la necesitamos, no hay nadie que pueda rescatarnos de la tormenta cuando nos encontramos en el ojo del huracán, pero la valentía para poder remar contracorriente solo surge de ese instante en el que somos conscientes de que si caemos habrá alguien dispuestos a levantarnos.
Tener a alguien, confiar en ella, no nos hace menos fuertes. Nos han enseñado que tener valor implica un acto individual, pero se equivocan. La valentía requiere de creer en los demás y de que crean en nosotros.
Por poner un pero…
Después de este despliegue de argumentos con los que espero haber convencido a cualquier de darle una oportunidad a El Imperio del Sueño, la novela de Laura Tárraga, también toca señalar un detalle del que me hubiera encantado conocer más.
El mundo que plantea la historia me ha llamado mucho la atención. Desde un primer momento me encandiló y ello ha implicado que el hecho de que no se desarrolle en demasía me deje con esa sensación de querer conocer todo lo que se puede esconder en sus calles.
Se trata de una novela que avanza a un ritmo frenético y que no se detiene a deleitar al lector con estos detalles, por lo que, desde aquí, si alguna vez Laura Tárraga decide continuar esta historia, espero que expanda todo lo que podemos conocer de esta realidad.
Conclusiones sobre El Imperio del Sueño de Laura Tárraga
Me encanta poder decir que recomiendo El Imperio del Sueño. Se trata de una gran historia que denota una enorme evolución como escritora de Laura Tárraga desde Infortunium.
No sé qué más estará preparando esta escritora, pero tengo muchas ganas de darle más oportunidades a sus letras.
El artículo El imperio del sueño de Laura Tárraga es propiedad de Carmelo Beltrán.