Revista Arte
“... Este sueño continúa más allá del momento repetido una y otra vez donde se interrumpe, lo sé... y esta noche quisiera creer que sobrepasará el punto crítico porque todo se desarrolla de una forma muy especial; no es que el escenario o los sucesos se hayan ordenado de una forma diferente; no es que falte ni que sobre cosa alguna... es sólo que puedo escucharlo todo a mi alrededor...: El gorgoteo de los líquidos, el quejido femenino de las copas al entrechocar... risas y pedazos de frases...; la música de la victrola, romántica. La butaca, reservada para mí, espera que la ocupe... Ella aparece junto a mí, comprendo que es sólo por mi causa que ha venido...; quiero escuchar sus palabras y ver el deseo que hay en sus ojos... Sus labios se abren pero no la escucho... Todo adquiere un ritmo vertiginoso, ella no está; veo la silueta, la cara, los ojos, el odio del hombre que está a pocos pasos de mí. Nada se mueve, como una foto fija... Un destello comienza a florecer lentamente del lado del hombre, y la flor de fuego, madura, expulsa un fruto pequeño, negro, que viaja hacia mi ojo derecho agrandando cada vez más su tamaño hasta que no lo veo más..., y me siento cansado, cada vez más cansado, y quiero dormir; siento como el ojo izquierdo se va cerrando lentamente y todo el escenario con las cosas y las gentes y aun el sonido se van diluyendo dentro de una bruma lechosa...” (Fragmento de la Short Story “El Impostor”; Autor, V.J.Guindo.S.)