El impuesto a las grandes fortunas y la desvergüenza de los Gobiernos.

Ante la crisis, Reino Unido, Francia han subido la tributación a las rentas altas, otros países lo tienen en la agenda. Hoy conocemos la noticia de que Italia anula el impuesto de solidaridad a los ricos previsto en el plan de ajuste. Lo han sustituido con medidas para "la lucha contra la evasión fiscal". En eso nos parecemos, los impuestos generales funcionan bien otra cosa es tocar el bolsillo a un colectivo concreto con impuestos directos; el peso de los poderosos en las decisiones del Gobierno se nota tanto o más que en nuestro país.
El multimillonario,Warren Buffett instó a los legisladores estadounidenses a elevar los impuestos a los más ricos del país para ayudar a reducir el déficit presupuestario. En Francia,la mujer más rica del país y propietaria del grupo cosmético L'Oréal, Liliane Bettencourt, y los dueños de otras 15 grandes fortunas reclamaban "que se instaure una contribución excepcional que afectaría a los contribuyentes franceses más favorecidos". Un día después, el presidente galo, Nicolás Sarkozy, anunciaba la creación de un impuesto especial que grava al 3% los ingresos que excedan de 500.000 euros hasta 2013.
Ahora, las voces de solidaridad multimillonaria vienen de la mismísima Alemania, ese país que ha estado poniendo en cintura al resto de socios "periféricos" comunitarios. "Me avergüenza donde han llegado los políticos, que seamos los ricos los que propongamos algo asi (pagar impuestos)" dice, uno de multimillonarios que reclama una subida de impuestos.
Es curioso pero la noticia,pese a que lo parece, no es nueva ya allá por el mes octubre de 2009, un grupo de alemanes ricos lanzó una petición en Internet para reclamar la reintroducción de un impuesto al patrimonio con el objetivo de ayudar a su país a tener más recursos para salir de la crisis. En aquel momento se hablaba de, " si los 2,2 millones de alemanes que poseen más de 500.000 euros dan durante dos años el 5% de su patrimonio, las arcas públicas recibirán 100.000 millones de euros". Vamos que se acababa con los recortes de la crisis de un plumazo. Ya se deben imaginar porque en su momento no salió adelante esta iniciativa solidaria... (gobierno conservador-liberal de la canciller Angela Merkel).
Mientras, en España, la ministra Salgado, espera una carta de los ricos, en otros países  ya se las componen para poner las cosas en su sitio con eso de "repartir" los sacrificios de la crisis , se pide un esfuerzo de los que más tienen. La creación de un impuesto especial no ha sido reclamada en España por ninguna de las grandes fortunas, ni parece que sea adoptada por el Gobierno actual o el siguiente, si se cumplen las previsiones de voto.
De hecho la número dos del PP, María Dolores de Cospedal sentenció con sus declaraciones la futura propuesta de recuperar el Impuesto de Patrimonio. "El PP está en contra de crear o volver a poner otra vez el Impuesto de Patrimonio. Creemos que más impuestos equivalen a más paro", y añadió, "los españoles saben que las grandes fortunas no pagan el Impuesto de Patrimonio".
Bonita forma de decir que aquí solo pagan los asalariados con nómina conocida, declarada y controlada. El impuesto para las grandes fortunas, no gusta a los políticos de los dos grandes partidos.

De hecho, los más ricos sólo pagan el 27% de sus rentas en el IRPF, menos de dos terceras partes de lo que pagaban hace casi 20 años. La rebaja más importante se produjo con la reforma fiscal del PP que entró en vigor en 1999. El tipo efectivo sobre ingresos más altos se ha reducido más de 18 puntos en 15 años, al pasar de pagar el 48,15% al 30,8%. Para Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País Vasco, el verdadero problema no está en lo que pagan los que declaran sino en los que no declaran: "Los ricos utilizan mecanismos de elusión y evasión y hay una tolerancia terrible en la sociedad hacia los defraudadores, a los que siguen considerando buenos ciudadanos". Por eso, Zubiri propone que la Administración haga pública la lista de defraudadores como reproche social.
Tampoco es de extrañar que en España seamos diferentes teniendo los empresarios y millonarios que tenemos. Con la apertura económica y la globalización se privatizan los beneficios y se socializan la precariedad laboral y las pérdidas.
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