El incendio, de Juan Schnitman

Cobertura de Espectadores.

La historia original y la dirección de Juan Schnitman, el guión de Agustina Liendo, las actuaciones de Pilar Gamboa y Juan Barberini constituyen las tres columnas fundamentales de El incendio, largometraje argentino que compite en la sección oficial internacional del 17º BAFICI con altas chances de merecer un premio o al menos una mención. A tono con el título inflamable del film, ésta es la crónica de las 24 horas más críticas en la propagación del fuego que los pasionales Lucía y Marcelo encendieron cuando iniciaron su relación de pareja, y que hace tiempo atenta contra la integridad física y mental de ambos. La compra del departamento propio equivale al combustible que aumenta el tamaño y el alcance de las llamas al punto de destruirlo todo, acaso matar.

Precisión es quizás el término que mejor define el trabajo del equipo liderado por Schnitman, Liendo, Gamboa y Barberini. Precisión a la hora de caracterizar a los personajes juntos y separados, y de redactar parlamentos que son síntoma discursivo de un vínculo cada vez más agresivo. Precisión a la hora de escenificar la contienda permanente en ambientes siempre cerrados, estrechos, asfixiantes (la mayoría de las veces, el departamento donde los protagonistas conviven y el auto que comparten). Precisión en las actuaciones de Gamboa y Barberini, a la hora de dosificar las expresiones de violencia física y verbal cuyo crescendo pone en vilo permanente al espectador.

Éste no es la presentación de un caso de violencia doméstica como la de Mariano Luque en Salsipuedes. Tampoco es la crónica del desgaste de un matrimonio en crisis como la que Anahí Berneri contó en Aire libre. Sin embargo, El incendio coincide con estas dos películas argentinas -también con la norteamericana Blue Valentine de Derek Cianfrance– en mostrar cuán confusos son los límites entre el amor y el desamor, o el amor y el odio según plantean Lucía y Marcelo en varias oportunidades.