Revista Cultura y Ocio

El inconsciente no calcula

Por Rhenriquez
El inconsciente no calcula

Adolph Gottlieb ~ “Alkahest of Paracelsus”, 1945 (oil and tempera on canvas)

El examen de los números y los cálculos que aparecen en nuestros sueños nos muestran muy instructivamente el mecanismo de la elaboración onírica y cómo maneja ésta el material con que labora, o sea las ideas latentes. Los números soñados son considerados además por la superstición vulgar como especialmente significativos y prometedores. (…)

Reuniendo estos ejemplos con otros análogos que más adelante expondremos, podemos afirmar que la elaboración onírica no calcula, ni acertada ni erróneamente; se limita a reunir en forma de cálculo matemático números entrañados en las ideas latentes y que pueden servir de alusiones a un material no representable. Al obrar así considera los números como material propio para la expresión de sus propósitos y los maneja en la misma forma que a las demás representaciones y que a los nombres y los discursos orales reconocibles como representaciones verbales.

Es un hecho probado que la elaboración onírica no puede crear discursos originales. Por amplios que sean los discursos o diálogos -coherentes o desatinados- que en el sueño se desarrollen, nos demuestran siempre en el análisis que la elaboración no ha hecho sino tomar de las ideas latentes fragmentos de discursos reales, oídos o pronunciados por el sujeto, manejándolos además con absoluta arbitrariedad. No sólo los arranca de su contexto primitivo, sino que, acogiendo unos y rechazando otros, forma nuevas totalidades, resultando así que un discurso onírico coherente en apariencia se disgrega luego en tres o cuatro trozos al ser sometido al análisis. La elaboración del sueño suele hacer caso omiso en este proceso del sentido que las palabras poseían en las ideas latentes, atribuyéndoles otro completamente nuevo*. Un más detenido examen nos permite distinguir en el discurso onírico dos clases de elementos: unos precisos y compactos y otros que sirven de aglutinante entre los primeros y que han sido probablemente agregados para llenar un hueco, como agregamos al leer letras o sílabas que un defecto de impresión ha dejado en blanco. El discurso onírico presenta así la estructura de una argamasa constituida por grandes trozos de materias homogéneas unidas entre si mediante un fuerte cemento.

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* La neurosis procede también en análoga forma. Una paciente mía padece alucinaciones auditivas, en las que oye, contra su voluntad, trozos de canciones cuya relación con su vida anímica no consigue explicarse (acotando de paso que no es, por cierto, paranoica). El análisis reveló que, al permitirle cierto grado de licencia, ella colocaba falsos usos al texto de estas canciones. Así por ejemplo, en las estrofas ‘Leise, leise, Fromme Weise’ (calladamente, calladamente, devotamente melódico), la última palabra fue tomada por su inconsciente como si sonara “Waise” (= huérfano, siendo ella misma la huérfana). En otra ocasión, ‘O du selige, o du fröhliche’ (= O tú, bendito y feliz), es la opertura de un villancico de Navidad, por no continuar la cita de la palabra ‘Navidad’ la cambió a una canción de esponsales. El mismo mecanismo de distorsión puede ser operativo en ideas no acompañadas de alucinación. Cuál fue la razón por la que uno de mis pacientes fue atormentado por el recuerdo de un poema que él había tenido que aprender en su juventud: ‘Nächtlich am Busento lispeln…’ (= Por la noche en el cuchicheo de Busento), pues su imaginación no fue más allá de la primera parte de la cita: ‘Nächtlich am Busen’ (= Por la noche en el pecho). Nos es familiar el hecho que esta misma técnica de engaño la usan los escritores de parodias (revista Fliegende Blätter).

Sigmund Freud, La interpretación de los sueños,

“El trabajo del sueño. F) Algunos ejemplos. El cálculo y el discurso oral en el sueño”

Consulta de Psicoanálisis


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