Sinceramente no consigo entender la irracionalidad de los consumidores y lo sucedido con la inauguración de Primark esta semana, con su nueva tienda en Madrid reitera mi desconcierto.
La estupidez humana, convirtiendo a las marcas en fenómenos mediáticos, en movimientos con ejércitos de fans que siguen los pasos de la marca como si de una religión se tratase, cual fanáticos, como auténticos obsesos realizando verdaderas locuras “en nombre de la marca”.
Einstein afirmó “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. De la primera no estoy tan seguro”. Lo ocurrido esta semana en el número 32 de la Gran Vía de Madrid, con ocasión de la inauguración de la tienda de Primark, da la razón a Einstein. Es una prueba irrefutable de una memez muy preocupante instaurada en una sociedad, egocéntrica, egoísta y vacía.
¿De verdad la gente tiene una vía tan vacía? ¿Es tan necesario dedicar tiempo, en tan incómodas condiciones, a ver una tienda nueva por muy grande que sea? ¿Tanta satisfacción produce?
Os dejos algunas fotografías del revuelo que generó Primark, el exponente más cochambroso del fast fashion y la estupidez humana.
El infierno según Dante
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