La gran voluntad y las visiones de una pequeña joven italiana fueron el origen de la orden de las ursulinas, la primera congregación dedicada a la formación de niñas. Santa Ángela de Mérici rompió con las formas tradicionales de vida religiosa y abrió un importantísimo camino en la educación femenina.
La piedad como consueloÁngela de Mérici nació el 21 de marzo de 1470 en Desensazo, una población situada junto al lago de Garda en Venecia. Era la pequeña de cinco hermanos. Sus padres, Juan de Mérici y Biancosi, eran propietarios de una granja.
Sus primeros años de vida transcurrieron tranquilos en la casa familiar donde recibió una profunda educación religiosa. Tanto ella como su única hermana asumieron desde bien pequeñas una vida de piedad llegando a consagrar en secreto su virginidad.
La fe supuso uno de sus mayores consuelos cuando en 1487 quedó huérfana de padre y dos años después desaparecía también su madre.
Ángela y su hermana se traladaron entonces a vivir con su tío materno, Bartolomé Biancosi. Seis años más tarde, la joven vivió otro duro golpe en su vida, la muerte repentina de su querida hermana. No había superado aun esta muerte cuando en 1495 desaparecía también su tío.
Monja terciaria franciscanaTras la muerte de su hermana, Ángela tuvo una de sus primeras visiones. Una nube luminosa rodeaba a la Virgen María acompañada de que querida hermana quien la exhortaba a perseverar en sus creencias. Ángela no sólo empezó a desprenderse de sus bienes materiales sino que decidió entrar en la Orden Tercera de San Francisco. A partir de ese momento y hasta el mismo momento de su muerte, la hermana Ángela llevaría el hábito franciscano con el que sería enterrada.
Habiendo muerto su tío, la joven monja decidió volver a Desenzano donde habitó la casa de sus padres. Allí experimentó una vida de reclusión y oración extremas durante 20 largos años.
Una escalera a su nueva vidaEn 1506, tras la muerte de una muy querida amiga, Ángela tuvo una visión mientras disfrutaba de una tarde de campo con un grupo de jóvenes. Una escalera que se perdía en el cielo apareció ante ella repleta de vírgenes que subían y bajaban al son de unos ángeles músicos. Una de aquellas jóvenes, con el rostro de su amiga perdida meses antes, le comunicó que en Brescia crearía una comunidad de vírgenes como aquellas que estaba viendo ante sí.
Aquella visión tendría que esperar aún 30 años para convertirse en una realidad. Mientras, Ángela, que se había convertido en consejera de muchos fieles, realizó un viaje de peregrinación a Tierra Santa y a Roma.
Creación de las ursulinasUna nueva visión impulsó a Ángela a congregar a 12 jóvenes para vivir una vida retirada. En varios años, consiguió aglutinar a casi una treintena de religiosas. Por fin, el 25 de noviembre de 1535, en la iglesia de Santa Afra de Brescia, 27 jóvenes juraron sus votos de castidad y obediencia, aunque no el de clausura. Añadieron uno nuevo, el de la enseñanza.
La nueva orden recibió el nombre de Santa Úrsula quien también se le había aparecido a Ángela en alguna ocasión. Además, Santa Úrsula era la patrona de los estudiantes de las universidades medievales. Así, nacía la orden de las ursulinas, la primera dedicada a la instrucción y educación de mujeres.
Un año después, el cardenal Cornaro, obispo de Brescia aprobaba la Regla de la nueva orden de las Ursulinas. En poco tiempo, la nueva congregación de monjas dedicadas a la pedagogía femenina se propagó con gran éxito por Italia, Alemania y Francia.
Santa ÁngelaEl 28 de enero de 1540, la hermana Ángela moría tras una breve enfermedad sin haber cumplido los 77 años. Su cuerpo era enterrado en la misma catedral donde cinco años antes había iniciado su proyecto personal. En 1807, el Papa Pío VII procedía a su canonización.