El interpolinizador…

Alexander Graham Bell dijo: ¨Desvíate de vez en cuando del camino trazado y adéntrate en el bosque. Cada vez que lo hagas, descubrirás algo nuevo¨. Según el libro de Tom Kelley sobre ¨Las 10 caras de la innovación¨ una de ellas es el INTERPOLINIZADOR. Es la persona con la capacidad de combinar y mezclar distintos conceptos de una nueva forma. De convertir moldes para pasteles en los famosos frisbees, y así muchos inventos más que podríamos mencionar.

El interpolinizador sabe que debe salir de su país (no necesariamente de manera física) para inspirarse en nuevas ideas, nuevos contextos, mezclar culturas, aprender de áreas muy variadas y por supuesto hablar con muchas personas de distintas edades para aprender más cosas nuevas.

Toda empresa, grupo u organización necesita un interpolinizador (o varios) que vaya adelante pensando en metáforas, que aún posea esa capacidad infantil de identificar patrones que nadie más puede ver, que pueda ver relaciones y conexiones que los demás adultos no ven.

Me gusta pensar en los niños y en su forma de pensar que es más sencilla pero acertada que la de los adultos. Además ellos no requieren de muchos recursos para echar a andar sus ideas creativas. Los adultos nos detenemos por que no nos encontramos en las condiciones que consideramos ideales o con todos los recursos que quisiéramos.

Tom Kelley menciona en su libro: ¨La escasez y las limitaciones nos obligan a abrir nuevos caminos cuando los habituales nos están disponibles¨. 

Otra frase muy conocida: ¨La necesidad es la madre de la invención¨. Aún si no pertenecemos a una reconocida empresa u organización, ser creativos e innovadores nos ayudará en la vida en general, en cómo manejar mejor las situaciones, nuestras emociones, en cómo nos relacionamos con otros, en cómo echamos a andar nuestros proyectos, etc.

Muchas de las personas que admiro tanto en el arte, cine, literatura, entre otros, no empezaron pensando que el primer proyecto sería un éxito rotundo; al contrario hacían proyectos porque sabían que tenían que hacerlo y en el proceso de llevar a cabo estos proyectos su genialidad se proyectaba e influenciaba en gran manera…algunos talvez ni se dieron cuenta. Siguieron haciendo lo que sabían hacer porque les gustaba no por obtener un título, un reconocimiento, el aplauso de otros; sino porque era necesario expresarlo y sacarlo de sus mentes. Y talvez al día de hoy (los que todavía están vivos) temen hacer algo mal hecho y por lo mismo perfeccionan su oficio o su arte.

Esa madurez y humildad es muy difícil de encontrar. Odiamos la actitud inmadura y arrogante en otros, pero en nosotros se da con tanta naturalidad que la pretendemos disfrazar de cualquier otra cosa, o decorarla con motivos ¨nobles¨ que tarde o temprano salen a la luz y son percibidos por otros de manera única o cíclica.

Si nuestros intereses son variados y mantenemos un constante deseo de aprender y enseñar, es posible que seamos interpolinizadores…lo cual nos hace muy valiosos para el lugar o lugares en donde nos desempeñemos.