por tiempo pyme
Dos mundos que parecen estar separados, están unidos
El mundo financiero muchas veces parece ser un mundo abstracto y virtual. Pero la realidad es que todo lo que pasa en el mundo financiero impacta, y mucho, en la llamada economía real. Nuestras decisiones, como inversores, pueden convertir sueños en realidad. Conozca cómo se da esta relación y cómo capitalizarla.
No se me ocurre nada más apasionante en el mundo de las inversiones que la relación que se da entre emprendedores e inversores. No sólo porque para los inversores se trata de la inversión con mayor potencial que existe, sino también porque estas inversiones, además de tener potencial de dar mucho dinero, ayudan a que los sueños se hagan realidad.
Los emprendedores no son, ni más ni menos, que soñadores. Personas que se imaginan un proyecto, un servicio o un producto -generalmente algo nuevo o distinto- y comienzan a derribar barreras para cumplirlo, cueste lo que cueste. Ellos le dedican innumerables horas a sus proyectos, sueñan con los mismos y, en la gran mayoría de los casos, no sólo buscan ganar dinero, sino también experimentar la enorme satisfacción de ver un sueño convertido en realidad.
La “frutilla del postre” de todo este proceso, es que en este camino de lanzar y consolidar un nuevo proyecto, se generan nuevos puestos de trabajo, nuevas empresas que pagan impuestos, nuevas exportaciones, mayores ingresos fiscales y muchos beneficios más para todo el país.
Esto es lo que más me apasiona. La posibilidad de combinar tres mundos que parecen totalmente separados: la “codicia” -natural de cualquier inversor-, la “creatividad y empuje” y el desarrollo sustentable que todo país necesita para crecer y brindar bienestar a su población.
Veamos un ejemplo concreto para entender de qué estamos hablando.
Cuatro años atrás creamos un grupo que llamamos Club de Inversores Ángeles de IG. Ni más ni menos que un grupo de lectores de nuestra revista InversorGlobal interesados en invertir en nuevos proyectos. Al mismo tiempo que armamos este grupo, comenzamos a conectarnos con emprendedores interesados en recibir capital para crecer.
Analizamos cientos de proyectos y emprendedores. Finalmente, terminamos por hacer una inversión importante en uno de esos proyectos. Gracias a esa inversión, la empresa pudo crecer como nunca hubiera imaginado: abrió oficinas en tres países de América Latina y generó más de 60 puestos de trabajo directo.
En este proceso no sólo se benefició el país, gracias al crecimiento de una nueva empresa que genera trabajo e impuestos, sino también los emprendedores que vieron su sueño cumplido y -por supuesto- los inversores que tuvieron la posibilidad de invertir su capital en una empresa que hoy vale mucho más que lo que valía cuando se creó.
Por supuesto que este tipo de inversión, con alto potencial, tiene altos riesgos. Siempre decimos que los inversores no deberían tener más de 10% de su capital en este tipo de emprendimientos. Esto se debe a que está estudiado que de diez proyectos, cinco -por lo menos- quiebran, a tres le va más o menos y sólo a dos le va muy bien. No es nada fácil crear una empresa desde cero. La competencia es mucha, los obstáculos son numerosos y los riesgos son muy grandes.
Pero imagine el impacto sobre una economía, si cada inversor dedicara el 10% de sus ahorros a financiar este tipo de nuevos proyectos. Esto tendría un fuerte impacto sobre la actividad. Y al inversor, por supuesto, también le representaría una importante ganancia.
Acabamos de publicar la nueva edición de la Revista InversorGlobal de abril. Este último fin de semana -leyendo nuevamente la revista- me quedé atrapado con las historias publicadas de inversores y emprendedores.
La apasionante entrevista a Eduardo Elsztain, el mayor emprendedor y ahora inversor inmobiliario de la Argentina, es una fiel muestra de cómo el mundo de las inversiones y los emprendimientos se unen. En la fantástica entrevista que Felipe Ramírez le realizó en su oficina, Elsztain contó cómo comenzó a incursionar en el mundo de las inversiones, cómo pudo contactar y aprender del gran inversor George Soros y cómo pudo lanzar dos empresas a la Bolsa de Estados Unidos: IRSA y Cresud.
Además, Elsztain cuenta cómo está aprovechando los precios de remate en el cual se encuentran en las propiedades inmobiliarias estadounidenses, su experiencia como inversor argentino y cómo las mil y una crisis que tuvo que pasar lo posicionan como un experto en saber aprovechar la crisis estadounidense.
Sus consejos y visiones son imperdibles.
Tanto como la nota de Nicolás Billia, periodista de nuestra redacción, sobre el apasionante mundo de Silicon Valley a través de uno de sus protagonistas: Frank Quattrone. Silicon Valley es una zona del Estado de California en Estados Unidos, que es la cuna de los nuevos emprendimientos mundiales. Las grandes empresas tecnológicas de nuestra era, como Apple, salieron de allí. Y Quattrone es un especialista en seleccionar a las empresas con mayor potencial y acercarlas al mundo de la Bolsa.
Finalmente, Sebastián Ortega, Director del Club de Inversores Ángeles de IG, nos cuenta sobre las diferentes alternativas que los inversores tiene para invertir en un start up, nombre que reciben las empresas que recién están comenzando. Este análisis es, sin dudas, un broche de oro para la nueva edición de revista InversorGlobal que deja muchos pensamientos y lecciones para aquellos inversores que están interesados en entrar y conocer más de este apasionante mundo de las inversiones y los nuevos emprendimientos.
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Antes de despedirme me gustaría hacerle una pregunta: ¿hay que ser multimillonario para invertir en este tipo de emprendimientos?
En el pasado le diría que sí. Antes era necesario tener mucho dinero y conocer a la gente adecuada para hacer bueno negocios. Pero hoy, gracias a Internet y al desarrollo del mercado financiero, es mucho más posible hacer dinero y de ninguna manera hay que ser millonario para poder invertir en un emprendimiento.
El camino más fácil es seleccionar las pequeñas empresas que cotizan en la Bolsa de Buenos Aires o Estados Unidos, creadas por emprendedores, que todavía tienen futuro y pueden crecer aún más. Para eso necesito tener una cuenta en un bróker online. Con sólo AR$ 5.000 ya puedo comenzar a operar.
Para invertir directamente en un start up, es decir una empresa privada que no cotiza en Bolsa y está comenzando, la barrera de entrada es un poco mayor. Para que se dé una idea, el monto mínimo para invertir en el club de Inversores Ángeles de IG – tres años atrás- fue de US$ 20.000. Hoy, el club no está abierto a nuevas inversiones, pero sirve como ejemplo del tipo de inversión que habría que realizar.
Fuentehttp://www.tiempopyme.com/despachos.asp?cod_des=114334&ID_Seccion=126
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