Autor: Paullina Simons
Editorial: Debolsillo
ISBN: 9788499892610
Género: Histórica
Serie: 1º Trilogía Paullina Simons
Páginas: 784
Precio: 10,95
En el Leningrado de 1941, la guerra parece lejana. Dos hermanas, Tatiana y Dasha Metanov, comparten un minúsculo apartamento con su familiay, pese a que los tiempos son difíciles, aún tiene fuerzas para soñar. Pero su tranquilidad estalla en pedazos el día en que Alemania invade la URSS. Ese mismo día, Tatiana conoce a Alexander, un misterioso oficial del ejército Rojo, de quien también se ha enamorado Dasha. Cuando el ejército alemán bloquea la ciudad en el duro invierno, los amantes se encontraran atrapados entre los vaivenes de la historia y deberán entablar una indómita lucha para salvar su amor y lograr la libertad.
A pesar de los elogios, de las buenas críticas que había leído y de las constantes recomendaciones, incluso de mis altas expectativas, no estaba preparada para lo que he encontrado en la primera entrega de esta grandiosa trilogía.
El jinete de bronce es una historia de amor imposible, crudo y letal como la guerra, pero también dulce, inocente y puro. A lo largo de más de 700 páginas, Paullina Simons consigue relatar un contexto, unas vivencias y unos sentimientos de una forma arrolladora, realista y conmovedora. No es una lectura fácil, no por la narrativa que es excelente, sino por el contenido de la misma y las sensaciones que logra despertar. Es como una montaña rusa, con bajadas y subidas, donde hay tiempo par el miedo, la angustia, la alegría o un mísero instante, muy deseado, de sosiego.
Alexander y Tatania... Tania y Shura... un soldado que ha vivivo demasiado en su corta vida y ella, apenas todavía una niña, quien ve el mundo con unos ojos que desconocen la dureza de la vida. O el significado de una guerra.Es un 22 de junio de 1941 cuando sus vidas dan un revés; el día en el que se anuncia la inminente guerra entre la Unión Soviética y Alemania, el día en el que empieza el caos a su alrededor y también, el mismo día en el que Alexander y Tatania se conocen. Predestinados desde el primer minuto a estar juntos, se verán envueltos en una red de mentiras, secretos, silencios y anhelos...
Una lucha no declarada entre dos hermanas por un mismo hombre, una lucha donde el amor siempre gana, aunque no siempre sea de la forma adecuada.
Alexander desvió la mirada. Ello lo imitó.- Dasha es mi hermana. ¿Por qué no lo puedes entender? no le romperé el corazón a mi hermana.- De acuerdo, ya me lo has dicho - manifestó Alexandr. Se apartó -. Habrá otros chicos, pero nunca otra hermana. - Sin decir nada más, se volvió y comenzó a caminar.Ambos protagonistas son un ejemplo de lucha, coraje, valor y lealtad. No existe el egoismo en su amor, para ellos no es recibir, es dar, sólo dar. Tampoco es pensar primero en uno mismo, sino en el otro, en los otros.
- ¡No! - Tatiana intentó apartar las manos -. Por favor, no. Por favor. Sería una infamia. - Hizo una pausa -. Tenemos que pensar en las otras personas.- ¿Qué me dices de nosotros? - Él le apretó las manos -. Tania - susurró -, ¿qué me dices de tú y yo?Hay una evolución de los protagonistas, aunque sin duda la más evidente es la de Tatiana. La conocemos con las ilusiones, sueños y esperanzas propias de una niña y, poco a poco, se convierte en una mujer capaz de enfrentarse al mundo y a quien sea, dispuesta a arriesgar todo por amor. Por el amor de una hermana... y por el amor de un hombre.
A pesar de ser consciente del significado de una guerra, a pesar de haber visto películas, me ha impresionado mucho el ser consciente que tal sufrimiento ha existido a lo largo de la historia, tanto o más como las palabras de la autora me han transmitido. Paullina Simons describe la guerra de forma sublíme. Con una sensibilidad exquisita, nos hace partícipes de la ansiedad inicial de los rusos, donde el miedo a la falta de alimentos y al destino de los más jóvenes tan solo son los primeros síntomas. Progresivamente, la cruda realidad se abre frente y los estragos, devastadores, se convierten en una lucha a la supervivencia. El miedo, el hambre, el dolor de las pérdidas, el preguntarse quien será el siguiente en caer y finalmente, la resignación y la carencia de fuerzas para seguir adelante. Es... desgarrador, pero realista.
Decir que he devorado esta historia es quedarme corta. He absorbido palabra tras palabra, cada mirada, cada gesto o pensamiento. Los inolvidables diálogos cargados de ternura y amor, otros reflejos del dolor y la frustración. He sufrido con los protagonistas, pero también he respirado de alivio antes de volver a caer en el desasosiego. Es una novela llena de emociones y, como tal, no deja indiferente. Aunque he tardado años en decidirme a leer esta novela, siempre en mi lista de lecturas pendientes, ha merecido la pena. Sin duda, recuperaré el libro en más de una ocasión para releer la historia de Alexander y Tatiana, se ha ganado un puesto entre mis favoritos.
Tan solo un consejo, si os decidís a leer "El jinete de Bronce", que espero que sí, tener a mano el segundo libro de la trilogía antes de acabar de leer la última página. Lo necesitaréis... la historia no acaba aquí.
El jinete de bronce es una intensa historiade amor y sacrificio en tiempos de guerra entre una joven de diecisiete años yun oficial del ejército rojo.Llevaba mucho tiempo pensando en leer latrilogía de Tatianna y Alexandr de Paullina Simons, pero siempre lo dejaba delado. Sólo conocía el argumento de la primera novela y si no hubiese sido porlas fabulosas reseñas que había leído del primer libro de la trilogía, no mehabría planteado leerla. La ubicación y el momento histórico me echaban atrás,de ahí mi reticencia. Con todo la curiosidad me inducía a preguntarme si noestaba perdiéndome una novela de las grandes. Por eso mismo surgió el desafío,era una manera de obligarme a leerme la trilogía, para bien o para mal.De modo que empecé El jinete de bronce con unpoco de desconfianza, y tal vez por eso empecé con mal pie. La historia no meinspiraba mucho, el primer contacto con los protagonistas no me entusiasmó, nilos miembros de la familia Metanova. El inicio de la novela se me hizo lento,después me encontré con demasiados avatares. Creo que si no hubiese sido por eldesafío, habría tirado la toalla… después vino Lazarevo y me enamoré de lahistoria. Pero creo que debería ir por parte para explicarme mejor. El libro consta de cuatro partes:El crepúsculo luminoso es el inicio donde conocemosa Tatiana, su familia y Alexandr. Todo empieza en un día cualquiera en casa delos Metanov, hasta que el anuncio de la invasión de las tropas alemanas enterritorio soviético lo cambia todo. En ese comienzo nos encontramos con unajoven de diecisiete años un tanto irresponsable, soñadora, despistada. Algo normaldada su edad, pero esa edad tan temprana era lo que me hacía dudar si sería unaprotagonista de mi gusto. No le veía mucha sustancia al personaje. Después llegóAlexandr y tampoco me llamó mucho la atención. Y finalmente empezaron losproblemas, el tira y afloja entre los dos protagonistas, la intromisión deterceros como Dasha, la hermana de Tatianna, y Dimitri, el amigo parásito deAlexandr. Podía entender las reticencias de Tatianna, su lealtad hacia suhermana, con todo se me hizo largo y repetitivo.Después nos metemos en el invierno deLeningrado en la segunda parte: El feroz abrazo del invierno. Ahí llegó ladesesperación para mí, demasiadas desgracias: Hambruna, enfermedad, despedidas,el frío atroz, el horror de los bombardeos… y una vez más los tira y aflojaentre los protagonistas que luchan contra lo que sienten el uno por el otro enlas peores circunstancias. Al menos en esta parte entendí a Alexandr y su deseode mantenerse alejado sin conseguirlo. Una vez más, esta parte me pareció másde lo mismo, pero con todas las desgracias imaginables. Aquí es donde estuve apunto de renunciar a la novela, pero la curiosidad me picaba, necesitabaaveriguar hasta donde llegaría el infortunio, de manera que seguí.Y vino latercera parte en Lazarevo… y ya no pude soltar la novela. En esta etapa de lahistoria nos encontramos en la fase más romántica, más apasionada de la pareja,cuando todo parece demasiado bello. Por eso mismo disfrutaba y temía a la vezseguir porque me esperaba un nuevo contratiempo cada vez que pasaba una página. Como era de imaginar llegó El abierto desafío, la ultima parte. A esas alturas,ya estaba tan metida en la historia que no podía dejar de leer. Hasta el finalesperaba y esperaba el desenlace, a la vez que temía terminar con la novelaporque tenía un presentimiento, pero me negaba a aceptarlo.El jinete de bronce ha despertado en mísentimientos encontrados, he pasado por el tedio, la desesperación, las lágrimas,las sonrisas y finalmente me he enamorado de la pareja. Si bien Tatiana es unajoven un tanto inmadura al inicio, a lo largo de la novela es un personaje quemadura y crece hasta convertirse en una mujer admirable, tierna y tozuda, llenade coraje y bondad. Alexandr me gustaba y me irritaba, todo a un mismo tiempo,pero en su caso el personaje sigue una misma línea, siempre el mismo, siempreluchando contra su destino. Es un hombre que arrastra un pasado que le impidemirar el futuro con optimismo. Colérico y apasionado, impasible e implacable,no deja indiferente.La narrativa de la autora es magistral, eneso no hay ninguna crítica. Paullina Simons hace un retrato de la guerraespeluznante, crudo y cruel, sin paños calientes, sin caer en el morbo, perosin camuflar con ningún romanticismo el amor en tiempos de guerra. Recalca conexactitud lo que hace la guerra en las personas, cuando viven al límite,sacando lo peor o lo mejor, la generosidad o el egoísmo. Por encima de loslazos familiares, del amor y de la amistad prevalece la necesidad desobrevivir. Pero en medio de tanta barbarie, están Tatianna y Alexandr, comouna luz al final de un túnel oscuro y frío.La he acabado y ya estoy deseando averiguarmás de la pareja, sobre todo después de quedarme con tres palmos de narices alaveriguar como acaba. Sinceramente, no me lo esperaba. Pese a mis primerasimpresiones, El jinete de bronce es recomendable, pero hay que tener claro quees una novela cruda, dura, con escenas que estremecen. Es imposible permaneceral margen como lectora porque despierta muchas emociones, y la que prevalece alfinal es la esperanza.