Vestido con toga negra, el juez español Baltasar Garzón ocupa por primera vez el banquillo de los acusados. Lo juzgan por haber ordenado, presuntamente, escuchas ilegales en un caso de corrupción. El proceso domina la agenda de España y otros países. Claro, Garzón es conocido en el mundo, sobre todo por haber detenido al dictador Augusto Pinochet en 1998. Y detrás de su prestigio en los tribunales, muestra un perfil futbolero notable. De chico era hincha del Madrid, pero más tarde pintó su corazón con los colores de Barcelona. Arquero de alma y admirador de Guardiola, Garzón toma la pelota para alejarse de sus dificultades. Lo confesó en el libro Viaje al corazón del fútbol: “Este juego consigue abstraerme de todos los problemas, aunque puedan ser muy grandes. En ese momento, desde luego estoy jugando, viviendo y sufriendo con los que están en el campo y los que lo están viviendo. Es una evasión como pocas”.