El Juli en la Malagueta en la corrida del Domingo de Resurrección
“Como el lector memorialista recordará, cuando JT no se entendía con Canorea –el último entendimiento se produjo en 2002- agarraba el esportón y con dos más se contrataba en Málaga. En el fondo, y no tanto, latía el órdago. El órdago que es todo o nada, que se lanza cuando eres dueño de tu destino y se tiene el convencimiento de que se gana sí o sí. Y se abrían las taquillas, y allí se acababa el papel a la velocidad del viento de Tarifa. Ojo, que diría José María García, que el fenómeno de Galapagar tiraba de su cartel, del picassiano del día anterior y no me alcanzan la luces para fijar si alguna vez se llegó a forzar una de rejones matinal de éxito extraordinario.
Pues el Domingo de Resurrección marchó El Juli a Málaga para demostrar lo que nadie niega: que en el ruedo es un fuera de serie. Pero que no arrastra a la gente ni con una pila de entrevistas como pretendido cohete propulsor. Y si no llevas gente, si tu fuerza no es la de aquel chaval de 16 años que salió arrasando, y las pruebas de ello se repiten desde hace unas temporadas, tus elevadísimos dineros no están acordes, y si se mantienen es porque la razón asiste a Julián López Escobar: el sistema está anquilosado.
La Malagueta tiritó: no se vendió estrictamente media plaza, a dividir entre El Juli, Miguel Ángel Perera, otro represaliado, y Alejandro Talavante, que no sin dos más. Y la corrida de Cuvillo y la ruina de la tarde anterior con un cuarto de entrada.”
Del artículo de Zabala de la Serna en El Mundo