El juramento de los Horacios
Esta magnífica obra neoclásica, fue pintada por Jacques – Louis David en 1784. El autor, al que me he referido en una entrada anterior La muerte de Marat fue una persona muy culta, conocedora de la mitología griega, de la historia y la literatura.
Esta obra tiene como base la tragedia de Corneille. El tema es el siguiente. Roma y Alba eran dos poblaciones próximas. Los habitantes de ambos enclaves se relacionaban, unos se casaban con otros, se creaban familias, se juntaban en las fiestas. Pero resultó que en el año 669 a. C. acabaron enfrentadas las dos ciudades, de tal manera que llegaron a la guerra. Para acabar con el conflicto se acuerda organizar un combate a muerte entre tres luchadores de Roma contra tres de Alba, y así la guerra la ganaría el grupo que consiguiera la victoria. Por Roma son elegidos tres luchadores que son los tres hermanos Horacios, por Alba tres Curiacios. Pero resulta que una hermana de los Horacios, Camila, está prometida a un Curiacio, y una hermana de los Curiacios, Sabina, está casada con un Horacio. Ya tenemos la tragedia servida. Finalmente ganó uno de los hermanos Horacios, todos los demás murieron.
En el cuadro se refleja el momento en el que los tres hermanos Horacios prestan juramento ante su padre de cumplir con su deber hasta la muerte. Están realizando el saludo romano, consistente en extender el brazo, con la palma hacia abajo. El padre sostiene las espadas de sus hijos, y los exhorta a cumplir con su deber a pesar de sus sentimientos como padre. Las mujeres, a la derecha del cuadro, lloran y se lamentan, saben que perderán a sus hermanos, marido y prometido. El cuadro trata sobre la virtud cívica y el heroísmo, que se antepone al sentimiento y el dolor. El cuadro tiene unas dimensiones de 330 x 425 cm. y se encuentra en el Museo del Louvre. Está pintado con una pincelada suave que impide notarla. El estilo es sobrio, tanto en pincelada, como en color y estructura. Se cuida el detalle y la luz. Los hombres están situados a la izquierda, con la anatomía bien trabajada. Piernas, brazos y cabezas están perfectamente organizadas, manteniendo una postura angulosa. A la derecha, las mujeres conforman figuras redondeadas y suaves que contrastan con las de los hombres. Ellos representan el deber cívico, ellas el sentimiento, el dolor. En el centro, el padre conjuga el deber de la izquierda, con el sentimiento de la derecha. La escena se enmarca dentro de una arquitectura romana clásica, con columnas dóricas y suelo que marca la perspectiva de la escena. El centro de interés está en las espadas. La composición está basada en la ley de la balanza (un cierto desequilibrio del peso de la izquierda con respecto al de la derecha, porque leemos de izquierda a derecha) y en la sección aúrea.
Este cuadro fue un encargo que realizó el rey Luis XIV a David, para recalcar la lealtad debida al Estado y en concreto a la Monarquía. Pero en aquellos tiempos próximos a la Revolución Francesa, realmente resultó ser una exaltación de patriotismo contra sus corruptos patrocinadores.