Esta pregunta la cual se ha convertido en un cliché filosófico y en el fundamento de posturas intelectuales las cuales en muchas ocasiones llegan al absurdo, es la pregunta que a lo largo de los siglos no tiene una respuesta clara, quizá, porque realmente a nadie le interesa llegar al trasfondo o porque se intenta profundizar tanto que el ser se extravía entre posturas, pero, este cuestionamiento en la época antigua y en la esencia de las religiones es muy sencilla de responder al describirse en la manera de percibir a Dios, ya que esta fundamenta el desarrollo ético de la religión.
Las cinco grandes religiones escribren que Dios es omnipresente, infinito, independiente, omnisciente, inmutable, por lo cual, lo que Yo soy, dice el Bagavadha Gita, es una mezcla de todos estas, aunque no se manifiesten potencialmente en mí, esto significa, que si yo concibo a la deidad de esa manera es porque yo mismo lo soy, por ello, el Dios del pueblo de Israel, YHWH, se llama Soy el que Soy, por eso Buda, es un estado que todos podemos alcanzar, por ello, Dios se Encarna y se hace Hombre revelando que cada nacimiento es una encarnación o divina, o por eso el Sufismo, misticismo del Islam aclara que todos somos un respiro de Dios. Cada una de estas significaciones nos explica quien es el Yo, teniendo ahora la responsabilidad de no perder de vista estos significados y retomarlos para regresar a la divinidad de la cual somos y formamos parte.
El ser humano va perdiendo la Verdad y su contemplación conforme pasa el tiempo y crece, el Talmud, explica que el Paraíso Terrenal es la infancia, porque en ella todo es puro, inocente, verdadero y sorpresivo, en ella, el ser humano dialoga con su espiritualidad, pero, pasando esta etapa, al crecer y tomar decisiones lo alejan de la Verdad y de su naturaleza porque comienza a pensar en sus necesidades olvidando la de los demás, esta etapa es el Paraíso Perdido, donde el Kayros se hace Cronos, la eternidad se vuelve tiempo, el Espíritu se vuelve alma, materia y la muerte no se toma como otra etapa de la vida sino como una separación, por ello para los pueblos antiguos un niño se convertía en adulto a partir de los seis y siete años. Esta perdida de gracia, como se le llama en las religiones al extravió de la verdad, tiene su encuentro y recuperación en el mismo lugar donde se extravió, es decir, el Cuerpo, porque es en él donde la esencia se extravía, cae y se esconde por miedo, olvido, placer, por eso Jesucristo dijo, ser como niños, porque de ellos será el Reino de los Cielos. En un niño todos sus lenguajes están unidos, un niño no rechaza su razón, sexualidad, espiritualidad, emociones; el niño las vive, disfruta, goza y aprende, no se culpa sino que reflexiona, no odia, se enoja y ama, expresa honestamente lo que contempla, tiene la Verdad en sí mismo porque su cuerpo está invadido de espiritualidad, sexualidad y sabiduría, pero, conforme crece, la espiritualidad se convierte en doctrina, la sexualidad en genitalidad y la sabiduría en conocimiento, convirtiendo al cuerpo- Templo de Dios, en la analogía de la Torre de Babel, al ya no reconocer sus lenguajes, al no entenderlos, no busca su espiritualidad sino la somete, comenzando a perderse a sí mismo, porque la postura que va teniendo sobre Dios es de cierta manera lo que observa de sí mismo.
En base a la contemplación de esto, los pueblos antiguos en su esencia espiritual buscaron la manera de retornar al ser humano a esta Verdad a través la triada que lo fundamenta: Espiritualidad, sexualidad y razón, llamada Trinidad en el Cristianismo, Trimurti en el Hinduismo o Trivarga en los Vedas, donde el Padre se revela espiritualidad, el Hijo sexualidad y el Espíritu Santo, razón; o donde Brahma es la espiritualidad, Shiva la sexualidad y Visnu la razón, o como dicen los Vedas la Espiritualidad es el Dharma o ley Sagrada, la sexualidad Kama o el amor y Aruba o lo útil, la razó.
Estas enseñanzas las leemos en el Cántico de los árboles egipcio, en el Cantar de los Cantares, en la Concepción de Jesús, en las Moradas de Santa Teresa, el Ananga Ranga y el Kama Sutra, libros mencionados constantemente, leídos pero no comprendidos desde su esencia más pura y religiosa que tiene como base encaminar al ser humano a su reencuentro con la Verdad divina, la cual habita en el interior del ser humano y en la naturaleza.
Una de las causas centrales de la falta de comprensión de estos libros es porque se les ha sacado de su contexto para adaptarlos por cuestiones de pudor o extremo libertinaje.
- El Cántico de los árboles egipcio, texto muy antiguo, narra lo contemplado y escuchado en un bosque particularmente por los árboles quienes eran cómplices de los comentarios, caricias y encuentros amorosos de los amantes quienes se refugiaban bajo sus ramas. Al llegar el crepúsculo e irse los amantes, el bosque se relataba lo que las parejas decían y hacían sobre sus raíces.
- El cantar de los Cantares, narra, el encuentro amoroso y sexual de dos amantes que se disfrutan, se viven y consagran su sexualidad, su espiritualidad sin dejar a un lado a la naturaleza y a Dios.
- La concepción de Jesús y la virginidad, nos acercan a la pureza del cuerpo, a la sexualidad consagrada porque su centro se encuentra en Dios y alrededor de la Creación.
- Las Moradas de Santa Teresa, donde a partir de recorrer siete moradas nos encontramos con Dios, siendo la primera el cuerpo, la mitad la razón y la última la espiritualidad.
- El Alanga Ranga, enseña a encontrar la espiritualidad y sexualidad en la contemplación y cercanía con la naturaleza.
- El Kama Sutra, libro consagrado y escrito para retornarnos a Dios a través de la sexualidad.
En resumen y de manera sencilla he descrito lo que cada uno de los libros anteriores relata, pero, lo fundamental es saber que cada uno de estos libros tiene como fundamento unir los lenguajes del ser humano, para retornarlo a la Verdad primigenia, es decir, él mismo y Dios.
El K amasutra, es un texto el cual se ha ocupado para mostrar diversidad de posiciones y se toma como un libro que muestra posiciones sexuales complicadas de realizar para satisfacer al cuerpo y eyacular, pero, el Kamasutra está muy alejado de ese punto, el Kamasutra, o tratado sobre el amor, se fundamenta en la Trivarga, es decir, en los tres fines de la vida mencionados anteriormente, a los cuales tiene que retornar el ser humano: el Dharma, Aruba y Kama. (Espiritualidad, Razón y Sexualidad). Este libro recuerda que el ser humano necesita reconocerse en sí mismo para retornar a la Verdad eterna pero este camino sólo se encuentra al pasar y unir la Trivarga, lo cual, de manera cotidiana lleva un trabajo interior, pero paralelamente se llega en compañía de la persona amada, encontrando así el Orgasmo, porque es en éste donde la Verdad es completa porque el ser humano se reencuentra consigo mismo, con el otro y con Dios, por esta razón, para las grandes religiones el Orgasmo es sagrado, y hacen una diferencia entre eyacular y el Orgasmo el cual no se realiza si esta Verdad o clímax no surge en base a la Trivarga, Trinidad o Trimurti, como se quiera nombrar.
Así, para ayudar a llegar a esta verdad se narra que Prayapati, Señor de las criaturas, escribió un tratado de cien mil capítulos, el cual se fue resumiendo hasta quedar el texto escrito por Mallinga Vatsyayana en el 500 d.C, es decir, el Tratado sobre el Amor, o Kamasutra, donde describe la manera de llegar a Dios a través de la sexualidad y el conocimiento.
El Kamasutra dividido en seis capítulos, enseña que la Verdad o Dios no puede ser plena si no se encuentra a partir y con otro, este libro nos dice, no puede existir espiritualidad, si no se reconoce y ama el cuerpo, la sexualidad, ambas custodiadas por la razón.
Cada posición del Kamasutra tiene como fundamento guiar a la persona para reconocerse en sí mismo y en el otro, cada posición son alternativas para que tanto el hombre como la mujer encuentren el Orgasmo al mismo tiempo, para que todos sus lenguajes se escuchen en el mismo instante, de esa manera, el Orgasmo llevará al encuentro con Dios enseñando que no existe espiritualidad sin sexualidad y viceversa, las posiciones no son un buffet para satisfacer la genitalidad ni el morbo, son una manera de reencontrar al ser humano con su divinidad, o con la Verdad Absoluta, de esta manera la triada en el interior del Hombre se reconocerá consagrando el cuerpo a Dios, la palabra a la Razón y la espiritualidad a la Naturaleza.
El ser humano no puede encontrar el Orgasmo o la Verdad sin estar unido a la Creación, por ello, paralelamente al Kamasutra, está el texto Ananga Ranga o Kamaladhiplava, escrito en el siglo XVI por Kaliama Mal´la, este texto es una guía para encontrar el árbol, la esencia, las flores, los bálsamos, los olores, sabores, texturas, sonidos que le pertenecen a cada persona, ya que tener este conocimiento es fundamental para alcanzar el Orgasmo no sólo con la persona amada sino también con la naturaleza, creando un Orgasmo completo y real con todo el Cosmos. Este escrito aunque fue desarrollado en el siglo XVI tiene como fundamento la larga tradición antigua no sólo de la India sino de los pueblos alrededor, Estos libros antiguos como el Cantar de los Cantares o el cántico de los árboles egipcio nos enseñan que siempre alrededor de los amantes se encuentra la naturaleza, así al unirse esta Trinidad, Trimurti o Trivarga la sexualidad se vuelve Palabra, Escucha y Silencio, y la Espiritualidad se revela Erotismo dando vida a la mística religiosa, es por esto que las imágenes místicas como la de Santa Teresa de Ávila tiene rostros orgásmicos, símbolo de la plenitud, de la Verdad al encontrarse la sexualidad, con la espiritualidad y la razón, retornando al ser humano a su estado de Templo y eliminando su concepción de cárcel porque el ser humano no puede condenar su materialidad, su cuerpo, sus sensaciones porque profana su espiritualidad, pero sí debe de reconocerla y darle la sacralidad que lleva en sí misma, por esta razón, las grandes religiones en su esencia ética y pura rechazan el sexo sin amor, porque no se tiene un encuentro puro con el Orgasmo si sólo se tiene placer físico alejado de la revelación y del Misterio con el Todo que llevará a la persona a retornar a su esencia y le revelará que así como Dios es Soy el que Soy, Él es el que Es.