Revista Cine
Cierto, he caído de nuevo en la tentación de citar el título de una película que quizá no pase a la historia del cine -aunque es una buena adaptación de Tennessee Williams- pero es inolvidable en mi imaginario fílmico. Hay algo para todos: desde el derroche de química entre Paul Newman y Joanne Woodward, hasta el orondo y avasallador Orson Welles, una coqueta Ángela Lansbury antes de ser Jessica Fletcher, pasando por una Lee Remick que no sé si viene antes o después de Anatomía de un asesinato, pero cuyo personaje flirtea igual que respira. Pero sobre todo, El largo y cálido verano es sol sin piedad, un estanque ahogado, vestidos de algodón que se pegan al cuerpo por el sudor y casas que respiran calor. No conozco el sur de Estados Unidos -no, desde luego, ese sur del que escribe Williams- pero para mí el verano siempre es tiempo de leerle, y sobre todo revisar las adaptaciones fílmicas de sus obras, otra vez. Así aprovecho para desearos a todos un feliz largo y cálido verano.