Revista Psicología
Soy madre de dos niños preciosos y la maternidad está siendo una aventura fascinante. Muchas veces pienso en que mi responsabilidad como madre es transmitirles a mis hijos los recursos necesarios para que puedan desenvolverse fácilmente el día de mañana y así puedan ser felices, vivir con tranquilidad y disfrutar de la vida. Quiero contribuir a su felicidad y quiero que sean buenas personas. Está comprobado la influencia del afecto en el desarrollo mental y emocional de los niños; y cómo las relaciones que se tienen con nuestros progenitores repercute de forma significativa y provoca efectos importantes y duraderos.
Respecto a esto quiero enseñaros un texto del conocido terapeuta Jorge Bucay. Se lo escribe a su hija en el libro "Cartas para Claudia" y también aparece en su obra "El camino de la Felicidad". Trata sobre el legado que le gustaría dejar a su hija, transmitirle lo que piensa, lo que cree y lo que aprendió de otros. Me gustó tanto el texto que decidí compartirlo con vosotros, espero que os guste...
"Antes de morir, hija mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado... A disfrutar del amor, a confiar en tu fuerza, a enfrentar tus miedos, a entusiasmarte con la vida, a pedir ayuda cuando la necesites, a permitir que te consuelen cuando sufrís, a tomar tus propias decisiones, a hacer valer tus elecciones, a se amiga de ti misma, a no tenerle miedo al ridículo, a darte cuenta de que mereces se querida, a hablar a los demás amorosamente, a decir o a callar según tu conveniencia, a quedarte con el crédito por tus logros, a amar y cuidar la pequeña niña dentro de ti, a superar la adicción a la aprobación de los demás, a no absorber las responsabilidades de todos, a ser conscientes de tus sentimientos y actuar en consecuencia, a no perseguir el aplauso sino tu satisfacción con lo hecho, a dar porque quieres, nunca porque creas que es tu obligación, a exigir que se te pague adecuadamente por tu trabajo, a aceptar tus limitaciones y tu vulnerabilidad sin enojo, a no imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otros, a decir que sí sólo cuando quieras y decir que no sin culpa, a vivir en el presente y no tener expectativas, a tomar más riesgos, a aceptar el cambio y revisar tus creencias, a trabajar para sanar tus heridas viejas y actuales, a tratar y exigir ser tratada con respeto, a llenar primero tu copa y, recién después, la de los demás, a valorar tu intuición, a celebrar las diferencias entre los sexos, a desarrollar relaciones sanas y de apoyo mutuo, a hacer de la comprensión y el perdón tus prioridades, a aceptarte así como eres, a no mirar atrás para ver quién te sigue, a crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos, a permitirte reír a carcajadas por la calle sin ninguna razón, a no idolatrar a nadie, y a mí...menos que a nadie."