La iglesia etíope fue introducida hacia el año 350 y era dependiente del patriarcado de Alejandría. Su rey Ezana, y su corte, fueron convertidos rápidamente, y Frumencio, su evangelizador, fue nombrado obispo con el nombre de Salamá. El pueblo no fue cristianizado hasta el siglo VI con la llegada de monjes sirios que probablemente eran monofisitas que huían de la iglesia oficial y que se enfrentaron al crecimiento del islam. Se constituyeron en iglesia de estado con un patriarca que fue designado por Egipto, un negus a la cabeza, y la gran cantidad existente de monjes y eremitas era dirigida por un etcheguié que tenía más autoridad incluso que el patriarca.
Su rey más famoso es Lalibela (1180-1235), impulsor de las grandiosas iglesias excavadas en la roca en las cercanías de Lalibela y el complejo eclesiástico de Tana Kirkos, en el lago Tana, pero esta comunidad cristiana también está rodeada de leyenda, concretamente la del Preste Juan, cuya figura fue probablemente la de Yimrehane Kristos (siglo XII) que además de ser sacerdote fue rey. En el siglo XV mucho mapas portugueses identificaron el reino de Etiopía con el reino del Preste Juan, probablemente debido a los contactos comerciales que había establecidos entre ambas zonas.
Iglesia de San Jorge
Sus habitantes acuden diariamente a misa envueltos en turbante y túnicas de algodón blanco. Las ceremonias religiosas se celebran en ge’ez, un idioma que se dejó de hablar hace muchos siglos pero que sigue siendo la lengua de la iglesia ortodoxa etíope, en definitiva, algo así como el latín en la iglesia católica. Tienen una clarísima influencia judía como lo prueba la práctica de la circuncisión, la prohibición de comer carne de cerdo, la celebración de la festividad del sábado o el uso de nombres del Antiguo Testamento. Realmente impresionante el legado que nos ha llegado a nuestro tiempo.Lalibela (Vía Tadias)