Mira tú por donde, reseñar este libro me viene de perlas para un día como hoy. Primer domingo de mayo. Día de las Madres (felicidades a todas esas grandes mujeres), día de las flores también. Y de eso va justamente esta novela que traigo.El lenguaje de las flores llegó por pura casualidad, y se ha ido también con esta casualidad de la que os hablo. Lo elegí porque, yendo en el autobús, vi a una chica leyéndolo, y ahora que aún tengo en mi memoria vestigios de la última página, me doy cuenta de que su temática no podría ser más oportuna.
Esta es la primera novela de Vanessa Diffenbaugh, y en ella nos cuenta la historia de Victoria, una chica huérfana de 18 años que tras pasar casi toda su vida de un lado a otro en hogares de acogida, debe emanciparse por ley. Y como consecuencia de esa terrible soledad que la acompaña, Victoria se ha convertido en una persona desconfiada, huraña y atormentada que teme establecer cualquier tipo de relación con los que la rodean. Su única vía de escape la constituye su pasión por las flores y su significado que Elizabeth, la única madre de acogida a la quiso, le enseñó mientras vivían juntas.
Para ir directos al grano, diré que el libro me gustó. No es una obra literaria magnífica, apasionante e inolvidable, pero me parece que en ella se nos habla de un tema muy humano y muy real, y que la protagonista es un personaje bien desarrollado, acorde a su situación y a los sentimientos contradictorios, a la soledad y el miedo que padece como consecuencia. De hecho, llegas a entender por qué Victoria es como es e incluso empatizas lo suficiente como para entender sus frustraciones y justificar sus errores.Y como digo, se nos recuerda esa importancia de una figura materna, de esa clase de amor que, en caso de faltar, puede provocar mucho dolor.
Además, el argumento en sí mismo es entretenido, se deja leer muy bien (mira que lo leí en solo tres días, yo, posiblemente una de las lectoras más lentas sobre la faz de la tierra), y con él aprendí que "el lenguaje de las flores" es algo que existe en realidad; que desde la época victoriana cada flor tiene un significado secreto con el que se enviaban mensajes.Se podría decir que El lenguaje de las flores me recuerda mucho a una madre. Sabes que, aunque no sea una historia perfecta, te transmite una sensación de calidez, te deja más de una enseñanza y te recuerda que sea como sea, siempre hay una esperanza. Así que hoy me voy aprovechar de esta curiosa casualidad de la vida y acabar esta reseña no ya con una recomendación, si no con una felicitación para todas las madres... y las flores.¡Feliz día!