Una de las imágenes clásicas del cine de Hollywood, es el logo de presentación de las películas de la MGM (Metro Goldwyn Mayer), el famoso león que ruge antes de comenzar el filme. El célebre León de la Metro no es uno, en realidad, sino suman la cifra de siete. Y hay muchas historias detrás de cada uno de los leones que le pusieron el cuerpo a la presentación, historias que vale la pena contar.
El ideólogo del logo fue Howard Dietz, director de publicidad de la entonces Goldwyn Pictures quien en 1916 se le ocurrió la idea del león para presentar las películas de la compañía, inspirado en el logo del equipo de atletismo de la Universidad de Columbia, precisamente, un león. Los aficionados solían clamar una latiguillo para alentar a sus deportistas, un “Roar, lion, roar” (“Ruge, león, ruge”) que Dietz haría suyo. El logo ya aparece en 1917, en la película Polly of the Circus.
El primer león que le pone el cuerpo al logo fue Slats, un felino nacido en el zoológico de Dublín. Sin embargo, algunos aseguran que nació en Sudán. Las fuentes consultadas en Internet son confusas. Si nació en Dublín en 1919, no pudo estar en el logo de 1917. Así que su origen es nebuloso. No su historia. Slats sobrevivió a un accidente de avión, un terremoto, un incendio, una inundación y (el colmo de los colmos) el barco que lo trajo a Estados Unidos estuvo a punto de naufragar con él a bordo.
Pero Slats se dio maña para ser la cara de la nueva empresa formada en 1924, con la fusión de la Goldwyn Pictures y de la compañía de Louis B. Mayer, ambas compradas por Marcus Loew quien le dio el nombre a la nueva empresa: la mítica Metro Goldwyn Mayer.
Slats tuvo trato de estrella desde el principio. Solía ir a los estrenos, acompañado por gente del estudio que repartían “autógrafos” del león con la frase impresa “Rugientemente suyo, Leo”. Slats fue la cara de la compañía hasta 1928. Y lo llamativo es que su rugido no podía ser escuchado porque Slats reinó en los tiempos del cine mudo.
El león que tenía su propio avión vio apagarse su estrella. Jubilado, murió en Long Hill, cercano a Nueva York, en 1936. Su piel se exhibe hoy en McPherson Museum de Kansas. Pero, personalmente, prefiero otro final más glamoroso. Otra versión asegura que fue adoptado por su entrenador, Volney Philfer, uno de los mejores domadores de animales de Hollywood. Según esta versión alternativa, Philfer tenía en una granja en Gillete (Nueva Jersey) un asilo de animales, aquellos que había entrenado y eran abandonados por sus dueños, una vez que dejaban de dar ingresos en el mundo del espectáculo. Siempre según esta versión, Slats pasó ocho años en este lugar. Cuando murió, Philfer lo enterró debajo de una lápida de granito, junto a un pino que plantó en el momento de su entierro. Y los vecinos de Philfer, que se quejaban por los olores y ruidos que provocaba el asilo de animales, se levantaron para proteger el lugar cuando años después, unos constructores compraron el predio y quisieron arrasar con la tumba de Slats. Posiblemente, la primera versión sea la verdadera; pero sabrán comprender si me quedo con esta última, más digna de la talla épica del primer león.
Quien toma la posta de Slats, es Jackie. Reina en toda la etapa del blanco y negro, entre 1928 y 1956. Y es el primer león que graba su rugido (nuevamente, la leyenda dice que fue grabada por el propio Louis B. Mayer). El logo con Jackie fue virado al sepia para abrir a El Mago de Oz (película que empezaba y terminaba con escenas en sepia, mientras el viaje de Judy Garland en busca del Mago de Oz, estaba filmada en color). Hay otra variación en color para un filme de 1934. Y es el león que aparece retratado en una foto junto a una distante Greta Garbo.
Cuando la MGM daba sus primeros pasos en la época del color, experimentó con dos leones que abrieron algunos cortos animados. Uno fue Telly (del ’27 al ’32); el otro, Coffee (del ’32 al ’34). Para las películas en blanco y negro, en cambio, seguía apareciendo Jackie.
La dinastía continuó con otro reinado fuerte, el de Tanner, el león elegido para las películas en technicolor. Su reinado duró hasta 1956. Fue el primer león que rugió cuatro veces. Y soportó los cambios que se sucedieron en el logo, cambiando de posición el nombre del estudio.
Un breve interregno fue el de George: dos años, para el león con dos versiones, una rugiendo a la derecha y luego a la cámara y otra rugiendo dos veces a la derecha. George no dejó una fuerte impronta porque algunos lo recuerdan con otro nombre, como Jackie II o Bob.
El siguiente, reina hasta nuestros días, el león más longevo de la dinastía: Leo. Leo era más joven que los otros cuando empezó su reinado y tenía una melena más corta. Su presentación fue la que sufrió más cambios, con cambios en el logo, remasterizaciones y rediseños en 3D. Y fue, además, el que presentó una versión extendida con tres rugidos.
Así que a la fecha hay siete leones que se ganaron el bien recibido mote de “León de la Metro”. Ninguno, en mi opinión, podrá superar el aire de leyenda de Slats, el primer león. Pero todos tienen su bien ganado lugar en el cielo hollywoodense.
Un último dato. Otro elemento del logo de MGM, junto al rugido del león, es la locución latina Ars gratia artis. ¿Qué significa esa frase? El arte por el arte. Es una buena frase para cerrar esta historia del león más famoso del cine.
FUENTES:
El artículo en Wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/Leo_the_Lion_(MGM)
Un muy buen artículo del blog Páginas sueltas y de colores de una tal Martha:
http://elespaciodemartha.blogspot.com.ar/2010/08/historia-de-porque-el-leon-de-mgm-no-es.html
Otra nota del blog Tejiendo el mundo:
http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2010/12/03/slats-la-curiosa-historia-del-leon-de-la-metro/