El veterano estudio de Hollywood Metro Goldwyn Mayer (MGM) se declaró oficialmente en bancarrota como parte de un proceso de reestructuración con el que se pretende reflotar la compañía.
Tal y como estaba previsto, MGM se acogió al capítulo 11 de la ley de Quiebras de Estados Unidos y presentó ante los tribunales neoyorquinos su estrategia de reorganización para su aprobación judicial, un trámite que se calcula que podría demorarse al menos un mes. El plan para revivir a MGM, que arrastra una deuda de 2.845 millones de euros, se sustenta sobre un acuerdo con la productora Spyglass Entertainment, cuyos ejecutivos pasarán a dirigir el estudio una vez salga de la bancarrota.
La operación fue posible tras ser aprobada por los acreedores de la empresa, quienes accedieron a convertir su participación en la deuda en acciones de la nueva MGM. Entre las decenas de acreedores de MGM se encuentran compañías como Anchorage Advisors LLC, Highland Capital Management LP y el millonario Carl Icahn, quien durante meses ha intentado lograr la fusión entre MGM y el estudio Lionsgate, del que es máximo accionista, una operación que aún no ha prosperado.