Desde que el ser humano tiene consciencia de deambular por la Tierra va unido al sentimiento innato de pánico a la muerte. En cada rincón del planeta las personas buscan formas de sentirse consolados o de alguna manera protegidos ante la sensación de inexorable fecha de caducidad; llámenlo sosiego espiritual, necesidad de trascendencia, negación de lo evidente… El caso es que si ello nos une desde lo más profundo de nuestra naturaleza, cierto es también que la manera de encarar el duelo por los seres cercanos perdidos es un asunto que varía dependiendo de la cultura que nos envuelva, según el entorno en el que vivamos. El Día de los Muertos en México es una fecha donde también se recuerda a los seres queridos, pero lejos del sentido homenaje desde la contención y la melancolía, por aquellos lares, que presumen de color y alegría para casi todo, transforman ese momento en una fiesta en honor de quienes ya no están, donde se implica a toda la familia y no son pocas las tradiciones de todo tipo y las historias que llevan a su alrededor.
Es precisamente esta notable diferencia cultural la que en España nos aleja de la complicidad argumental con esta modesta joya de la animación; pero más allá de desconocidos personajes sacados de la cultura popular, esta historia bastante enfocada al público infantil derrocha talento artístico y creatividad y hará pasar un precioso rato a grandes y pequeños asistiendo a un despliegue de colores, diseños y banda sonora impecables. El pretexto para que El Libro de la Vida llegue a nuestras pantallas es el de relatarnos cómo dos valientes amigos (Manolo, torero, mariachi y soñador por un lado, y Joaquín, aguerrido soldado por otro) luchan limpiamente por el amor de una muchacha y a la vez caminan por la peligrosa frontera que les separa del mundo de los vivos. La convencional historia y la falta de control del ritmo en algunas secuencias quedan eclipsadas por una atmósfera mágica y apabullante de contenido estético que no dejará indiferente al respetable.
El director de este monigotesco espectáculo visual con trazas del mejor Tim Burton y pizcas de picante latino que se torna un grito de amor hacia su México lindo es Jorge R. Gutiérrez. Aunque la sombra que protege con su manto al proyecto es la de nada menos que Guillermo del Toro, que desde su trono estelar hollywoodiense mira hacia sus orígenes como productor de esta obra y pone otro granito de arena para favorecer que el cine de su tierra siga estando muy pero que muy de moda.
Si escogen esta cinta para una buena sesión de ocio en familia seguramente llegarán a la conclusión de que no han perdido el tiempo entre referencias cinéfilas, personajes de madera y Plácido Domingo poniendo su voz a uno de los secundarios y deleitándonos con un “canta y no llores…”.
Dirección: Jorge R. Gutierrez. País: USA. Año: 2014. Duración: 95 min. Género: Animación, comedia. Doblaje original: Diego Luna, Channing Tatum, Zoe Saldana, Ron Perlman, Christina Applegate, Ice Cube, Danny Trejo, Hector Elizondo, Ana de la Reguera. Guión: Jorge Gutiérrez y Douglas Langdale. Producción: Guillermo del Toro, Aaron Berger, Brad Booker, Carina Schulze y Aron Warner. Música: Gustavo Santaolalla. Montaje: Ahren Shaw. Diseño de producción: Simón Varela. Estreno en España: 20 Febrero 2015.